Es innegable que la vuelta al cole preocupa. A familias y docentes por la incertidumbre y por cómo serán las clases, por la salud de los pequeños y por su aprendizaje. En este sentido todos reclaman que se haga de manera segura.

La Xunta ha enviado ya las pautas que los centros escolares deben seguir y hay escuelas que han cerrado ya sus propios protocolos siguiendo esas recomendaciones. Un caso singular lo encontramos en la capital de Galicia: el colegio Pío XII, es el centro público con más pequeños matriculados de la ciudad, rondan los 700 alumnos para este curso 2020/21.

La Asociación de Madres y Padres de los niños es un caso digno de estudio y todo un ejemplo: se trata de un colectivo autogestionado y que se encarga de los servicios de comedor, madrugadores y actividades extraescolares. Es decir, en vez de dejar que sea el Ayuntamiento de Santiago o la Xunta quien preste esos servicios, son los propios progenitores los que cuidan los detalles y hacen las contrataciones.

Este AMPA tiene su propio personal para que todo salga bien: informáticos que llevan la página web y las propias matrículas para las actividades o los monitores de actividades y comedor. Unos 17 empleados que dependen de la asociación. Este año, además, ante la incertidumbre, nos contaba el Presidente del AMPA "A Ferradura" que han contratado un servicio de prevención de riesgos laborales. Son un modelo a copiar: llevan dos meses trabajando para que la vuelta al cole no les coja desprevenidos y pendientes de posibles actualizaciones de protocolos.

Cada familia paga 20 euros al año de cuota y estos últimos cursos han sabido gestionar la tesorería con lo que, según nos confirma Diego Aragunde, el Presidente del AMPA, no van a subir los precios de los servicios, porque tienen remanentes de otros años para sufragar la instalación de mamparas o material sanitario. Critica, eso sí, que no se hayan subvencionado estas cuestiones, vitales para incrementar la seguridad.

¿COMO SERÁ LA VUELTA AL COLE EN EL COLEGIO PÍO XII?

Los protocolos a seguir en este centro son conocidos y están publicados en la web de la Asociación desde el 3 de agosto. Habrá cambios, pero se apuesta por dar estabilidad a las familias y que los pequeños lo noten lo menos posible.

• La entrada al centro será escalonada y con un margen de varios minutos entre grupos: los primeros comenzarán a las 08:50 horas.
• Seguirá el servicio de madrugadores para ayudar en la conciliación: los padres podrán continuar dejando a los pequeños a primera hora de la mañana. Con todo, no podrán entrar al recinto, sino que los niños serán recibidos por un monitor que les tomará la temperatura.
• En cuanto a los comedores, se repartirán los niños en dos turnos: uno a las 13:50 horas y otro a las 14:40, para garantizar la limpieza y la desinfección, además de la separación del alumnado. Es una medida que busca también evitar aglomeraciones o mezcla de grupos burbuja: los pequeños no podrán interactuar con alumnos de otras clases, más que de la suya.
• Los recreos también se van a realizar por turnos.
• Se mantienen las actividades extraescolares, aunque en grupos más reducidos, de 10 o 12 niños, lejos de los 25 de otros años. Habrá pintura o ballet, aunque los estudiantes llevarán el propio material de casa. Lo único que se suspende es judo, debido a que el equipo COVID designado en el centro no lo ha aprobado: es un deporte de contacto físico.

NERVIOS PARA LA VUELTA

Parece que está todo perfectamente organizado. Diego Aragunde nos cuenta, con todo, que los padres también están a la expectativa y con la incretidumbre de saber qué ocurrirá, en caso de darse brotes o positivos, o si mudarán los protocolos.