Un menorquín en la ‘zona cero’ de la riada en Ibiza: “Recibimos el aviso en el móvil demasiado tarde”

Las lluvias torrenciales que han descargado cerca de 300 litros por metro cuadrado en pocas horas han convertido a Ibiza en un escenario de emergencia, obligando a la Guardia Civil a rescatar a 148 personas y realizar 59 auxilios en viviendas y vehículos

Ibiza anegada
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Entrevista a Miky Borràs , testimonio riada Ibiza

Ignasi Catchot

Menorca - Publicado el

4 min lectura

Ibiza se convirtió en apenas unas horas en un escenario de emergencia sin precedentes. Las intensas lluvias caídas entre el martes y el miércoles dejaron acumulados de cerca de 300 litros por metro cuadrado, anegando calles, viviendas y carreteras en el corazón de la isla. La capital, Vila, fue la zona más afectada por la crecida de los torrentes y el colapso de los sistemas de drenaje.

La magnitud del desastre obligó a un despliegue urgente de medios de la Guardia Civil, que movilizó a más de 40 agentes desde Mallorca. Participaron unidades especializadas como el GREIM (Grupo de Rescate e Intervención en Montaña), el GEAS (Grupo Especial de Actividades Subacuáticas), la USECIC (Unidad de Seguridad Ciudadana), la Agrupación de Tráfico y el Servicio Aéreo, que se sumaron a los efectivos ya presentes en la isla.

El balance provisional habla por sí solo: 148 personas rescatadas, 59 intervenciones en viviendas y vehículos, desvíos de tráfico en zonas críticas y patrullas dedicadas a evitar nuevas incidencias. Los agentes incluso tuvieron que improvisar soluciones arriesgadas, como el tendido de líneas de vida sobre torrentes desbordados para evacuar a vecinos aislados, entre ellos menores y animales de compañía.

La Unidad Militar de Emergencias (UME) también se desplazó a Ibiza desde Palma y Dénia para apoyar en las tareas de limpieza, achique de agua y evaluación de daños, que aún se están cuantificando. “Hay coches completamente sumergidos, garajes inundados y calles convertidas en auténticos ríos”, explican fuentes de los servicios de emergencia.

Testimonios desde dentro: el aviso llegó cuando el agua ya cubría los coches  

Entre quienes vivieron de cerca el desastre se encuentra Miki Borràs, un menorquín que se encontraba en Ibiza por motivos laborales y que fue entrevistado en el programa Herrera en COPE Menorca. Su testimonio refleja el desconcierto que se vivió en la isla durante las primeras horas del temporal. Según relató, el aviso de alerta por móvil llegó demasiado tarde, cuando las calles ya estaban convertidas en cauces y los vehículos comenzaban a quedar sumergidos.

El relato de Borràs coincide con lo que muchos vecinos han denunciado: la alerta del sistema de emergencias no se activó hasta que la situación era ya crítica, lo que dificultó la evacuación y atrapó a decenas de personas en bares, viviendas y automóviles. La falta de tiempo para reaccionar agravó el caos en las zonas más afectadas de la capital, donde el agua alcanzó niveles por encima de la cintura en apenas media hora.

“Cuando nos llegó la alerta ya estábamos dentro del coche y muchos vehículos estaban medio sumergidos”, resumió el menorquín en la entrevista. Una situación que recuerda a fenómenos similares ocurridos en otras regiones españolas en los últimos años, donde la precisión y rapidez del sistema de alertas móviles ha sido objeto de debate.

A pesar de la gravedad del episodio, la rápida intervención de los equipos de rescate evitó consecuencias mayores. No se han registrado víctimas mortales ni heridos graves, aunque sí numerosos daños materiales y pérdidas económicas aún por calcular. Los servicios de emergencia han advertido además del riesgo sanitario que conlleva el contacto con el agua de la riada, potencialmente contaminada, y han recomendado extremar la precaución durante las labores de limpieza.

Ibiza inicia la lenta recuperación tras la tormenta  

Con el regreso del sol y la mejora de las previsiones meteorológicas, Ibiza inicia ahora un largo proceso de recuperación. Las autoridades locales han comenzado a evaluar los daños en infraestructuras, viviendas y comercios. Las calles más afectadas de la ciudad siguen cubiertas de barro y residuos arrastrados por el agua, mientras los vecinos intentan recuperar la normalidad.

Todo está contaminado y hay que actuar con precaución”, advirtieron los equipos de emergencia, que recuerdan que el agua arrastró materiales peligrosos y residuos urbanos. Las labores de limpieza podrían prolongarse durante días, y se prevé que la evaluación completa de los daños tarde semanas.

La experiencia vivida por personas como Miki Borràs refleja la crudeza de un fenómeno meteorológico que ha golpeado con fuerza a la isla y reabre el debate sobre la eficacia de los sistemas de alerta temprana en situaciones extremas. Ibiza, acostumbrada a los temporales otoñales, ha vuelto a comprobar que el cambio climático está intensificando la frecuencia y la violencia de estos episodios.

Mientras tanto, el mensaje de las autoridades es claro: prudencia, colaboración ciudadana y paciencia. La isla blanca trabaja ya en dejar atrás un episodio que quedará grabado en la memoria de muchos como la riada más devastadora de las últimas décadas.

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