La parroquia de la localidad arteixana de Oseiro celebra mañana, a partir de la una del mediodía, su tradicional procesión de la Rosca. Se amasan cuatro roscas de pan pero, en procesión, sólo salen dos: una en honor a los hombres y otra en honor de las mujeres. Lucen adornadas con ramos de flores "artificiales" y frutas "naranjas, manzanas o limones", y se colocan en "soportes hechos de aluminio" como una alegoría a la salud y a la comida. Se trata, además, de un culto al producto de la tierra y al trabajo en el campo que esta parroquia lucha por mantener vivo.

Las roscas se elaboran con "harina de trigo" y se cuecen "sin levadura ni sal" por lo que no llegan a "fermentar" como explica José Riveiro, vecino de Oseiro y colaborador de la organización, y se conservan todo el año sin coger moho. Hace 30 años, apunta José, se realizaban "antes de final de año" pero ahora se hacen "normalmente tres días antes". "No son comestibles", subraya. Tienen un diámetro de unos 60 centímetros. Las roscas son realizadas por la familia Rey que son panaderos de toda la vida. La receta se va transmitiendo a los hijos y herederos.

La procesión se realiza alrededor de la iglesia, antecediendo a las imágenes de los santos. Al finalizar, las roscas se parten en "trocitos" y se reparten entre los asistentes como "amuleto" para proteger de cualquier enfermedad "de todo mal". Se trata de una antiquísima tradición con orígenes en la cultura greco-latina. "Algunos dicen que ya se celebraba en 1600, pero no hay nada escrito por lo menos de forma oficial" apunta José.

Con motivo de la festividad de San Blas, la parroquia acoge misas a las diez, once y doce de la mañana y a la una del mediodía se celebra la misa solemne tras la cual tendrá lugar la procesión.