Una funda de guitarra o una caja son testigos de bandas sonoras que pueden acompañarnos el paseo en un día cualquiera por el centro de A Coruña. A cambio de la voluntad, nos brindan su música. Pero también sus pinturas, sus poemas o su magia.

Artistas de todo tipo tienen en la calle su modo de expresión y, a veces, también, de supervivencia. Hablamos por ejemplo de la cantante Nuria Yusta, del violinista Alejandro Núñez o de Betty, que en la calle se transformó muchos años en la silenciosa Hada de los Deseos.

VIVIR DE LA CALLE

La Calle Real, la Calle Barcelona, A Gaiteira y, más recientemente, O Parrote son algunos lugares que congregan parte de quien ofrece su arte a la ciudadanía. La vía pública es un lugar donde fluir y donde expresarse, donde darse a conocer. Donde conectar con otra gente. Vivir de ello, reconocen, es más que difícil.

Detrás de una interpretación hay muchas horas de trabajo. Y no todo es idílico cuando enfrente hay incomprensión. Aunque entre los peores enemigos del arte callejero, si hablamos en Galicia, está el clima. El frío en otoño o invierno hace, a veces, insoportable la actuación diaria.

VAGOS Y MALEANTES

Lo que relatan, y más, ha quedado documentado, por primera vez, en un trabajo inédito. El libro Vagos y Maleantes recoge las historias de Nuria, de Betty o de Alejandro. Pero también las de Andrea, Xacobe, Erik o Flor. En total, 29 representantes de este arte callejero plasmados sin juicios, ni previos ni posteriores.

El coronavirus no lo puso fácil, pero el libro, publicado por la editorial manchea, se puede conseguir finalmente en las librerías O Fiandón y A tobeira de Oza. También está disponible de forma gratuita en Internet. Lo firman dos amigos: Abel, que ofrece sus poesías en la Calle Real, y Marta, que suma a su trabajo de psicóloga el de hacer de fotógrafa para esta obra.

Entre todas estas historias, destaca una dedicatoria: a Jose. Se trata de Jose Manuel Portela. Acompañó a Rosendo o a Sabina, y con su música llegó a Japón y Panamá. Es fácil recordarlo agachado, frente a su teclado, tocando una y otra vez el Piano Man de Billy Joel en diferentes puntos de la Calle Real. Es el veterano de esta saga de artistas que son, también, historia contemporánea de A Coruña.