Récord de agresiones en Extremadura: los sanitarios trabajan con miedo y sin protección real

Médicos y sindicatos exigen medidas urgentes y eficaces ante una escalada de violencia alarmante

Botón del pánico
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José Luis Domínguez, delegado de sanidad de CCOO en el Campo Arañuelo

Miriam Bañón

Mérida - Publicado el

2 min lectura

Extremadura lidera un ranking preocupante que ningún territorio quiere encabezar: el de las agresiones a personal sanitario. Solo en los primeros meses de 2025 ya se han contabilizado 72 agresiones, lo que sugiere que este año se superarán con creces las 168 registradas en todo 2024. La tendencia no solo se mantiene, sino que se acelera, dejando a médicos, enfermeros y otros trabajadores de la salud en una situación crítica.

La sensación entre muchos sanitarios es clara: se sienten solos, desprotegidos y sin herramientas eficaces para hacer frente a esta violencia. Aunque existen protocolos oficiales del Servicio Extremeño de Salud (SES), como el conocido “botón del pánico”, la realidad es que su aplicación está lejos de ser efectiva.

“El botón del pánico físico, te pone en contacto con las fuerzas del Estado. Pero el del software, que avisa a otros profesionales, no está instalado convenientemente. No es ninguna solución.”

José Luis Domínguez

Delegado de sanidad de CCOO en el Campo Arañuelo

 Casos graves: de las amenazas a los incendios  

Algunas zonas del territorio extremeño se han convertido en auténticos focos de conflicto. Es el caso de Navalmoral de la Mata, donde se han vivido situaciones extremas, más allá de insultos o amenazas verbales.

“Navalmoral de la Mata ha sido un caso grave. Hubo agresiones, alguien entró por la puerta de arriba, incluso incendios. Tuvieron que hacer una valoración de riesgo y poner un vigilante jurado.”

José Luis Domínguez

Delegado de sanidad de CCOO en el Campo Arañuelo

La falta de evaluación de riesgos, a pesar de estar contemplada en el protocolo oficial, es otro de los grandes fallos señalados por los sindicatos. Muchos centros sanitarios no han cumplido con esta obligación mínima, dejando expuesto al personal en entornos donde la violencia puede estallar en cualquier momento. 

Las zonas más conflictivas  

Las agresiones no se reparten de forma homogénea. Cáceres, Mérida, Navalmoral, Plasencia y Don Benito-Villanueva son algunas de las áreas con mayor concentración de incidentes. En ellas, el miedo ya forma parte de la rutina diaria de los profesionales de la salud.

Ante esta situación, los sanitarios exigen un cambio de rumbo inmediato. No quieren más declaraciones institucionales ni promesas vacías. Reclaman acciones reales: presencia policial, vigilancia privada, prevención efectiva y un compromiso político firme.

Mientras tanto, miles de profesionales siguen acudiendo a su puesto de trabajo con la incertidumbre de si hoy será el día en que alguien los agreda. La sanidad pública no puede sostenerse si quienes la sostienen tienen miedo de ejercer su labor.

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