El polvo en suspensión agrava los problemas respiratorios en Paiporta: “Mi hijo se ahoga y no podemos salir a la calle”
Una madre denuncia que su hijo, asmático y alérgico al polvo, sufre crisis constantes desde el aumento de partículas en el aire en esta localidad valenciana

Un menor con el ventolín para abrir los pulmones y facilitar la respiración
Valencia - Publicado el - Actualizado
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La llegada de la primavera ha traído consigo una mayor concentración de polvo en suspensión en diversas zonas de la provincia de Valencia. Pero en la zona afectada por la DANA, como Paiporta, esta situación está teniendo consecuencias especialmente preocupantes para familias como la de Mónica, madre de un niño de 12 años con asma e intolerancia a los ácaros. Desde hace semanas, su hijo sufre crisis respiratorias casi diarias, lo que les obligó después de la tragedia incluso a abandonar su vivienda temporalmente.
“Nos lo tuvimos que llevar porque se ahogaba y estaba mal. Ahora lleva un mes con crisis constantes, y aunque usa el ventolín, sales a la calle y sigue habiendo ese polvo”, relata Mónica con evidente preocupación. Su testimonio refleja una realidad cada vez más extendida en municipios del área metropolitana de Valencia, donde las condiciones ambientales, especialmente con el calor y la falta de lluvias, están empeorando la calidad del aire.
El polvo, según explica, no solo afecta al entorno exterior: “Yo limpio hoy y esta tarde ya hay polvo otra vez. Las mosquiteras tengo que volver a limpiarlas antes de que se acueste, sobre todo en su cuarto. Incluso yo, que no tengo ninguna alergia, he empezado a notar irritación en los ojos, como una especie de conjuntivitis”.
Su hijo, que desde pequeño utilizaba el ventolín de forma esporádica por su alergia al polvo doméstico, ahora lo necesita casi a diario. “Antes tenía alguna crisis al año. Desde que volvimos otra vez a Paiporta, las crisis son mucho más frecuentes. Lleva tres semanas fatal”, cuenta Mónica, visiblemente afectada.
La situación que describe no es puntual. El aumento de partículas en suspensión en el aire, producto de la sequedad ambiental, las obras cercanas y el tránsito rodado, está afectando a numerosos vecinos. Y aunque en muchos casos los síntomas son leves, en personas con patologías respiratorias como el asma, el impacto puede ser grave.
Este caso pone en evidencia la necesidad urgente de que las administraciones locales y autonómicas tomen medidas para controlar la calidad del aire, especialmente en zonas urbanas densamente pobladas. Más allá de los informes y las estaciones de medición, están las personas, como este niño, cuya vida diaria se ve condicionada por un aire que no pueden evitar respirar.
“No sabemos cuándo va a terminar esto. Con el verano parece que se agrava aún más”, lamenta Mónica, que pide soluciones y una mayor sensibilidad hacia quienes, como su hijo, “no pueden simplemente esperar a que pase”.