Una misionera valenciana en la Amazonía, presenta un proyecto para la evangelización de comunidades indígenas
"Cuando defiendes con ellos su cultura y sus derechos- como el agua y su vida- están entendiendo a Jesucristo, todo va junto”

La misionera, Eugenia Lloris
Valencia - Publicado el
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La valenciana Eugenia Lloris, misionera desde hace más de 25 años en Brasil, y en la Amazonía desde 2011, ha presentado un nuevo proyecto para la evangelización de comunidades indígenas en varias regiones en Perú, a través de la formación de “líderes católicos” o catequistas que lleven el Evangelio a poblados de Iquitos y Nauta y del río Marañón- donde los desplazamientos pueden durar 20 horas en barca.
“Los líderes actuales necesitan reemplazo porque alcanzan ya los 70 años y su presencia es necesaria para el futuro de la Iglesia católica en la Amazonía”, explica la misionera, integrante de la Fraternidad del Verbum Dei.
Se trata de líderes católicos, laicos o religiosos, que apoyan y refuerzan a la parroquia, y que forman equipos itinerantes para “poder responder la demanda de las comunidades de los ríos”. “Son muy fieles al Evangelio, a la predicación, a la celebración de la Palabra, al rezo del Rosario pero también cuentan con una conciencia muy fuerte de la problemática de sus comunidades”.
Así es que se dedican al servicio religioso pero también a la defensa del territorio porque “el Vicariato no trabaja solamente en la línea de evangelización directa sino también en la concienciación de las problemáticas para que las aldeas tengan buenas condiciones de vida y se aseguren el agua, el alimento y sobre todo la salud”, asegura.
Además, se trata de comunidades que “siempre han tenido mucha presencia católica pero que, actualmente, pueden acoger otras Iglesias fruto de nuestro abandono. Por eso, nuestra presencia y poder llegar a estas zonas es importante para el futuro de nuestra Iglesia”.
Evangelizar y defender sus derechos
La Iglesia en la Amazonia, en el camino de su evangelización, “toma también este frente del cuidado de la Creación, de buscar los derechos de los pueblos, y ser pionera en su defensa” porque “evangelizar en estos territorios, abandonados por los gobiernos, víctimas de la explotación y la pobreza, conlleva más aspectos, “no es solo hablar de Jesús”. De hecho, “cuando defiendes con ellos su cultura y sus derechos- como el agua y la vida- están entendiendo a Jesucristo, todo va junto”.
Por ello, el Vicariato trabaja en la línea de evangelización directa- ofreciendo los sacramentos y las celebraciones religiosas- pero también en la concienciación de las problemáticas porque “para evangelizar hay que levantar primero al ser humano, a la persona, al pueblo”. De esta manera, “estamos viviendo lo que hacía Jesucristo curar a la persona, defender la vida”.
Lloris estuvo ocho años en el equipo itinerante de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) viviendo en Porto Maldonado, pero durante la pandemia tuvo la oportunidad de conocer el Vicariato de Iquitos y zonas con mucha necesidad. “Iquitos está más carente en recursos humanos y apenas tiene unos cuarenta religiosos para un vicariato tan grande. Por ello, solicita a la Fundación Ad Gentes una ayuda inicial de 3.000 euros.
“En España hemos visto la repercusión de los incendios, eso es lo que vivimos en la Amazonía”
Según explica la misionera, en la Amazonía hay regiones que sufren el abandono de los gobiernos, sobre todo en educación y salud. “Nosotros acabamos de vivir aquí en España la cuestión de los incendios y hemos visto la repercusión. Pues eso es lo que vivimos en la Amazonia desde hace tiempo: minería ilegal, extracción de madera, explotación indiscriminada de pesca”.
“La incidencia del ser humano por haber tratado mal la naturaleza, y haberla explotado -pensando que los recursos no tendrían límite y avasallando a las comunidades, tiene una enorme repercusión: destrucción de sus fuentes de alimentos, instaurando escasez y hambruna”.
En el río Marañón, un río inmenso que se junta con el río Ucayali y forman el río Amazonas “las comunidades sufren todavía la explotación de petróleo en la época de 1985. Hubo derrame de petróleo y muchas comunidades sufrieron ese impacto en las aguas. Imagínate lo que significa para aldeas que viven del río”.
Eugenia Lloris asegura que para beber tienen que apartar el aceite y el petrleo de las aguas porque su único recurso de agua es el río. Actualmente pescan pescados que son muy grandes, “pero cuando los abren la carne es como corcho, incomestibles”.
Entonces, se pregunta la misionera, ¿qué nos estamos encontrando en la Amazonia? Pues que pese a la abundancia de los ríos no hay agua potable en las comunidades.
El cambio climático “también lo estamos sintiendo, se están provocando inundaciones muy grandes y sequías muy intensas, que traen inseguridad alimenticia. ¿Cómo es posible, en una riqueza de una Amazonia, que comunidades comiencen a pasar hambre?”, indica.
Frente a ello, también hay acciones positivas, por ejemplo, en Perú, un grupo de mujeres indígenas del río Marañón ha conseguido políticamente que este río haya sido reconocido como sujeto de derechos, por lo que se defiende su derecho de existencia.
Y del 1 al 3 de Octubre, Iquitos va a acoger la Cumbre del Agua con su Obispo, Miguel Ángel Cadenas, y con presencia de representantes también de la Iglesia católica de Roma. “Vamos a hablar sobre el derecho al agua y es una acción pionera que encabeza la Iglesia Católica. Mi experiencia es que siempre en estos lugares más alejados, y con ausencia de Gobiernos y políticas públicas, está la Iglesia Católica despertando conciencias, formando, educando en derechos y ciudadanía”. Por eso, “es urgente continuar formando líderes en las comunidades, y que como misioneros no abandonemos estás áreas de actuación, para que la Amazonía continúe revelando la presencia del Dios Creador”, añade.
Proyecto para la conexión de pueblos indígenas
De igual modo, la misionera ha presentado a Ad Gentes otro proyecto para la conexión de dos poblados que tienen vínculos en sus orígenes. Son el pueblo Capanawa, que está en el río Tapiche, en el Vicariato de Requena, en Perú, y el pueblo Nawa de Brasil. Actualmente se ha iniciado un estudio con los libros bautismales para conocer la conexión de sus antepasados.
Desde la coordinación del proyecto han invitado a la Iglesia católica para estar presentes. Uno de los expertos del equipo, el profesor Humberto "cree que la Iglesia católica les defiende sin ningún otro interés y puede ayudarles a perpetuar su cultura y los valores, porque ven el trato de los misioneros de respeto, de escucha y diálogo”, afirma.
“Estar en la Amazonia hoy es urgente, y depende de todos nosotros defender la riqueza de la tierra que Dios nos regaló. Contribuyamos cada uno donde estamos cuidando, preservando, concienciando, solidarizándonos con todos los pueblos presentes en estos territorios y con los que allí damos la vida”.