"No podemos financiar la sanidad con nuestro patrimonio": las farmacias valencianas, al límite por el impago de recetas
Denuncian el impago de las recetas de mayo, advierten del riesgo de cierres temporales y reclama una solución urgente para evitar el colapso de la atención sanitaria

Eva Marín, titular de farmacia en Valencia
Valencia - Publicado el
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Eva Marín es titular de una farmacia en el centro de Valencia. Sus palabras en Herrera en COPE Comunidad Valenciana resuenan la preocupación de todo un sector que atraviesa un momento crítico. Las farmacias de la Comunitat Valenciana han decidido alzar la voz ante una situación que consideran insostenible: el impago por parte de la administración de las recetas de mayo. A finales de mes, cuando deben afrontar pagos de alquiler, nóminas y seguros sociales, muchas no han recibido el ingreso correspondiente a la facturación de medicamentos financiados.
“Esto es un agujero muy difícil de sobrellevar”, lamenta Eva, quien explica que la primera semana del mes ha sido una auténtica peregrinación bancaria para muchos profesionales. “Nos hemos pasado todos los farmacéuticos de banco en banco viendo cómo podíamos financiarnos”.
El problema afecta a toda la Comunitat Valenciana y, según señala, tiene su origen en la falta de habilitación del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA). “Hoy debería reunirse la Comisión Delegada de Asuntos Económicos. Si no se habilita ya, no hay tiempo para que se tramiten los pagos antes del 31 de julio”, comenta, aunque reconoce que en el sector hay poco optimismo. “Esto ya nos pasó hace 12 años y estuvimos más de seis meses sin cobrar”, recuerda.
La consecuencia directa es clara: las farmacias están asumiendo con fondos propios el coste de los medicamentos dispensados, especialmente los dirigidos a pensionistas, que son la mayoría de los beneficiarios del sistema público. “Todos esos medicamentos los hemos financiado nosotros. Si tienes un patrimonio limitado, ¿cómo puedes aguantar otro mes así? Es imposible”, denuncia con contundencia.
La situación se agrava ante la llegada del verano, cuando muchas farmacias pequeñas deben enfrentarse a gastos extra o temporadas de menor facturación. Eva alerta del riesgo real de cierres temporales o definitivos: “Ya la otra vez muchos compañeros tuvieron que cerrar. Es algo terrorífico”. Ella misma asegura que arrastra aún deudas de la crisis anterior y conoce casos de colegas que vendieron sus casas para salir adelante.
Recortes, préstamos y desabastecimiento
Para hacer frente a la falta de liquidez, muchas farmacias han tenido que recurrir a créditos bancarios. “Hemos empezado a pedir pólizas de préstamos, lo que supone pagar intereses y asumir más costes”. Aunque algunos colegios farmacéuticos han negociado condiciones especiales con entidades financieras, como en el caso de Valencia con La Caixa, el dinero prestado también debe devolverse. “Los intereses los paga la farmacia, así que el beneficio desaparece”.
Otra de las medidas ha sido reducir el stock, sobre todo de los medicamentos más caros. “Hay medicamentos que cuestan 1.000 o 600 euros. Si no te van a pagar hasta dentro de tres o seis meses y el margen de beneficio es mínimo, ¿quién quiere venderlos?”, se pregunta. Esto provoca un problema de abastecimiento que, inevitablemente, repercute en los pacientes.
“Antes teníamos esos fármacos en stock y el paciente sabía que los encontraba. Ahora puede tener que recorrer hasta siete farmacias para conseguirlos”, explica. La situación es especialmente grave para pacientes crónicos y vulnerables, que dependen de tratamientos continuos y específicos.
El silencio de la administración y la carga injusta
Una de las cuestiones que más indignan a Eva Marín y a sus compañeros es la falta de información oficial. “No hemos recibido ninguna comunicación con fechas concretas de pago”, señala. A su juicio, se trata de una cuestión política en la que las farmacias han quedado atrapadas. “Estamos en medio de luchas internas entre administraciones y somos los responsables de financiar la medicación de los ciudadanos”, dice con evidente enfado.
Y lanza un mensaje contundente: “Yo no puedo financiar la sanidad de los valencianos. Eso no puede ser así”. Para ella, la carga no puede recaer en pequeños empresarios que ya bastante hacen con garantizar un servicio esencial y cercano.
El sentimiento de abandono es generalizado. “Lo más preocupante de todo es que no se oye nada. Es como si no importáramos. Nosotros tenemos que apechugar con nuestro patrimonio y salvar al gobierno. Eso no es justo”.
Una lección no aprendida
La farmacéutica insiste en que esta no es la primera vez que sucede algo así. “Lo vivimos hace más de una década y todavía estamos pagando las consecuencias”. Aquel episodio supuso un antes y un después para muchas farmacias, algunas de las cuales no lograron sobrevivir. Hoy el temor es que la historia se repita y se perpetúe.
“Ojalá la Comisión Delegada habilite el FLA y podamos cobrar antes del 30 de julio. Pero si esto se cronifica, será insostenible”, concluye Eva con la voz entre la esperanza y la resignación.
Mientras tanto, las farmacias continúan abiertas, con su luz encendida en medio de la tormenta, sosteniendo con esfuerzo y vocación uno de los pilares de la sanidad pública. Pero como alerta Eva Marín, “llega un momento en que esto es inviable”. Y cuando eso ocurra, los primeros en notarlo serán, una vez más, los pacientes.