Se nos ha marchado Loles Salvador, quien junto a Salvador Gascón, fueron los auténticos pioneros y referentes de la cocina valenciana. Ahora, más que nunca, merece ese adjetivo de mítica, no solo por su larga y brillante trayectoria profesional, sino por ser la primera mujer en convertirse en chef estrella, en un oficio tan de hombres hasta ese momento.

Dos fueron sus grandes pasiones, la familia y la cocina, por que es muy posible, que sin la una, no hubiera llegado a la otra. Ya que si ha habido algo que Loles amara por encima de todas las cosas es la familia: su marido, sus hijos y por supuesto sus nietos. Pero del mismo modo, todos aquellos que han tenido la suerte de conocerla, de compartir su pasión por la gastronomía, también se han quedado un poco huérfanos, por que ese cariño que les profesaba, les recordaba al de de una madre.

Sus inicios fueron en el bar del polideportivo de Catarroja. Allí entre desayunos, almuerzos y comidas, se fue forjando la cocinera. Al poco de hacerse cargo, el establecimiento comenzó a adquirir gran popularidad, convirtiéndose en referencia gastronómica. El personal acudía a comer seducido por la cocina de mercado que Loles ofrecía a diario.

¿Cuales fueron las claves de su éxito? Además de la sinceridad de su cocina, su naturalidad y la sencillez en el trato. Preparaba la misma comida que daba en su casa y, siendo madre de ocho hijos, la carta que proponía era muy surtida y variada. Gran conocedora de los mercados, especialmente del Central, sus platos rebosaban sabor, cariño y ricos ingredientes.

Con el paso del tiempo llegó la profesionalización total con su llegada a Ma Cuina, restaurante que reinó en Valencia en la década de los 80. Allí se hizo cargo de la partida de arroces, destacando su Arròs amb fesols i naps. Durante esa etapa, coincidió con Bernd Knöller y Chust Godoy.

Casi sin proponérselo abrió el restaurante La Sal, en Conde Altea y, al tiempo que se consolidaba como cocinera, también iba inculcando en sus hijos el amor por la profesión: Jorge comenzó accidentalmente con ella en Ma Cuina, posteriormente Javier y Cristina la acompañaron en la sala de su restaurante de La Sal.

Al poco tiempo se trasladó a Navarro Reverter, haciéndose cargo de lo que en su día fue Larraz, creando La Sucursal, un nombre que le ha ido acompañando posteriormente en los distintos espacios en los que ha trabajado y que ha dado origen al grupo empresarial La Sucursal, sin duda uno de los más importantes de la restauración valenciana. Tras varios años de una trayectoria arrolladora, llegaron las Koplowitz y pensaron que su restaurante era el complemento ideal de su hotel Palau de la Mar, haciéndole una propuesta 'que no pudo rechazar'. Luego llegaría el reto de hacerse cargo de las cocinas del IVAM, que asumió con el éxito que todos conocemos. Con una brillante trayectoria y una pujante empresa familiar que continuó sus éxitos con Vertical y el proyectos del Veles e Vents, decide que ha llegado el momento de su retirada, en la montaña, en la aldea de Los Santos del Rincón de Ademuz, donde pronto se convirtió en uno de sus habitantes más populares.

No solo se va Loles Salvador, la cocinera, se va una gran mujer. Sencilla, humilde, gran trabajadora... pero solo aquellos que han tenido la suerte de tenerla muy cerca, son conscientes de la dimensión de tan sensible pérdida.

A nosotros nos gustaría despedirla con estos versos de la Oda a la Inmortalidad de William Wordsworth, que inspiraron la película 'Esplendor en la hierba':

Aunque ya nada pueda devolvernos

la hora del esplendor en la hierba,

de la gloria en las flores,

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no debemos afligirnos,

porque la belleza subsiste siempre en el recuerdo...