Sean catorce o seis partidos seguidos sin ganar, al Levante UD de Paco López algo le pasa. No es habitual que Paco responda con mala baba una pregunta correcta. En el club defienden que el único equipo que ha sido netamente superior al suyo fue el Rayo de Iraola, que le dio un baño en el Ciutat de València hace dos sábados. Por eso, y porque el presidente Quico Catalán empeñó su palabra hace solo siete días, nadie hoy va a tomar la decisión de cargarse al entrenador.

A Paco, eso sí, se le imputa lo de casi siempre: la falta de un once definido y los cambios constantes en las alineaciones. Ante el Celta sustituyó a cuatro de los cinco defensores respecto al partido de Elche con la puntilla de la titularidad de Mustafi, de quien apenas unas horas antes había dicho en sala de prensa que tenía que seguir cogiendo la forma. Paco López, por su parte, defiende que esa gestión del grupo es idéntica a la de épocas pasadas cuando las cosas rodaban mejor. Tampoco se entiende bien desde la planta noble que Pepelu haya sido dos partidos seguidos titular cuando no contaba con él al principio del verano. El desgaste del club con el canterano ha sido una de las comidillas de estas últimas semanas y ahora pasa por ser uno de los preferidos de la grada.

Otro de los dardos que se mandan desde Buñol al Ciutat de València y viceversa es la obvia superpoblación de la plantilla. Y es que Paco se quejó de tener 27 jugadores (más Hernani que sigue entrenando en la playa) y en apenas mes y pico de Liga ya ha a usado a todos menos a Coke y Blesa. Como lo de Pepelu, piensan en el cuerpo técnico, es la consecuencia de tener en la enfermería a Bardhi, Campaña, Malsa y Melero. Con ellos sanos y a su nivel habitual, no habrá sitio para nadie más. Los números en frío son demoledores y guste más o menos la dichosa pregunta si el domingo el Levante UD no gana en Barcelona habrá igualado la maldita racha de Muñiz.