Inimaginable. Increíble. Imposible. Hace sólo unos meses se habría calificado de este modo la situación vivida estos días en las oficinas del Valencia CF con el surcoreano Kang In Lee como protagonista principal. La negativa reiterada a renovar su contrato que finalizaba en el verano de 2022 y su condición de extracomunitario han sido una combinación letal para su continuidad en el club en el que empezó a forjarse como futbolista (y casi como persona).

Aterrizó en la Ciudad Deportiva de Paterna con 10 añitos y, desde el primer día, se le vieron unas cualidades innatas impropias para un niño de esa edad. Su presencia en cualquiera de las campos de juego invitaba a acercarse para verle golpear al balón con una contundencia inexplicable. Además, a su lado contaba con diamantes en bruto como Ferran Torres, Hugo Guillamón, Víctor Chust o Abel Ruiz (convocado esta semana por la selección española absoluta). Nada podía salir mal.

Sus saltos de categoría dejaron de ser noticia, hasta que llegó el momento de estrenarse con el primer equipo de la mano de Marcelino García Toral. El 30 de octubre de 2018 en la Copa del Rey (que se acabría llevando el Valencia CF) debutó en La Romareda frente al Real Zaragoza, convirtiéndose en el primer asiático en jugar con el conjunto che, en el extranjero más joven y en el primer futbolista nacido en el siglo XXI de la historia del club. Días después renovaba su contrato y se le fijaba una cláusula de 80 millones de euros. Todo apuntaba a que Kang In iba a marcar una era para el valencianismo.

Sin embargo su espectacular irrupción no viene acompañada de la continuidad. Ni Albert Celades, ni Javi Gracia, ni siquiera Voro le otorgan la condición de indispensable. Entra y sale de los equipos con la misma facilidad. De hecho no es hasta marzo de 2021 cuando enlaza cuatro partidos consecutivos como titular (entre las jornadas 24 y 27).

La temporada pasada, en la que tenía reservado el dorsal 10 para el día de la renovación de su contrato que nunca llegó, disputó 27 choques oficiales (17 de ellos como titular), pero sólo marcó un gol (al Yeclano en Copa) y dio cuatro asistencias. Números pobres.

Y ahora, un año antes de acabar su vinculación con el Valencia CF hace las maletas definitivamente para recalar en el RCD Mallorca, sin dejar ni un solo euro en las arcas ches. Lo dicho, inexplicable.