Este fin de semana, ocho voluntarios jóvenes de Manos Unidas de toda España, entre ellos Laura Menéndez de Castellón, han estado en Madrid participando en actividades de la sociedad civil que se han organizado en torno a la COP-25. Esta es la segunda ocasión en que Manos Unidas de Castellón ha estado presente en una Cumbre del Clima y es que durante estos años Manos Unidas ha profundizado en la relación entre la lucha contra el hambre y el cambio climático, identificado actualmente como una de las amenazas más graves que viven las personas más vulnerables en muchos lugares de América Latina, África y Asia.

Tal y cómo declara Laura Menéndez “de los temas a debatir estos días en Madrid, uno de los más importantes para mi es cómo se incorpora la “justicia climática” a través del mecanismo de daños y pérdidas. Los países más pobres son los que menos han contribuido al cambio climático y sin embargo son los que más lo sufren y los que menos recursos tienen para adaptarse. Ahí Manos Unidas sigue teniendo mucho que decir”.

Durante estos días Los jóvenes de Manos Unidas han participado en la Marcha por el Clima porque, asegura Laura “es fundamental que los gobiernos que están debatiendo las medidas para luchar contra el cambio climático y mitigar sus impactos sepan que millones de personas queremos que se tomen medidas urgentes”. Además, también han estado presentes en la Green Zone en Ifema, sede de la COP y La Cumbre Social en la que diferentes ONGs y pueblos indígenas están presentes. Sin embargo, según Laura Menéndez “si tuviera que destacar una actividad, sería la mañana de trabajo con miembros de otras ONGs de Europa, Suramérica y África. Pudimos saber de primera mano el estado de las negociaciones de la COP, conocer cómo les está afectando el cambio climático a los países empobrecidos y, sobre todo, compartir vivencias y compromisos en nuestros estilos de vida y pensar en próximas acciones conjuntas”.

Según diferentes estudios, el 85% de las personas más pobres del mundo vive en zonas rurales y dependen de la salud de los ecosistemas para sobrevivir. La disminución de las lluvias, los procesos de desertificación, etc. ponen cada vez en condiciones más difíciles a los agricultores pobres para producir sus propios alimentos. Por otra parte, el modelo actual de producción y consumo de alimentos es responsable de la tercera parte del total de las emisiones globales vertidas a la atmósfera. En este sentido, y en línea con la misión de Manos Unidas, es preciso garantizar unos acuerdos que defiendan el derecho a la alimentación, el desarrollo y el bienestar de los más pobres.