Circula por la M-40 de Madrid y al darse cuenta de lo que hay en la carretera para inmediatamente y llama a la Guardia Civil
Le ha pasado a Alberto, un joven que a través de sus redes sociales contaba esta experiencia cuando conducía con su furgoneta por la capital

M-40
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Si eres de Madrid o sueles pasar temporadas en la capital, sabrás una verdad que se suele decir cuando llega la época de verano: apenas queda nadie en la ciudad entre julio y agosto.
Y sí, eso se ve perfectamente, especialmente durante agosto. Cuando vas a una terraza o cualquier lugar de ocio, verás que apenas tienes problemas en reservar, o, incluso, llegar sin reserva. Todo lo que antes te costaba porque había mucha gente, en verano fácilmente puedes hacerlo en Madrid.
Pero si hay un lugar en el que se nota esta desbandada general, ese es en la carretera. Tanto es así que se nota en que esos lugares céntricos en los que de normal no podrías ni acceder ni aparcar, ahora son fácilmente accesibles.

Carretera N-120
También lo notas cuando tienes que circular por carreteras y autovías que, normalmente, están llenas de coches y sueles pasar por atascos. Y, precisamente, eso de circular prácticamente solo, te hace fijarte en otras cosas en las que no te fijabas.
Y es lo que le pasó precisamente a Alberto, un joven de Madrid que estaba circulando por la M-40 cuando encontró algo insólito.
Lo que ve en la carretera hace que llamen a la Guardia Civil
Alberto estaba circulando por la M-40 con su furgoneta, casi al amanecer, cuando, solo por la carretera, se dio cuenta de algo insólito. Parecía que había como un bulto, algo raro en el andén.
Así pues, se fue acercando y, aunque circulaba prácticamente solo, el hecho de no poder ver bien de qué se trataba, hizo que se detuviera inmediatamente.
Cogió su furgoneta y la dejó aparcada en el arcén. Salió para ver si lo que creían sus ojos era cierto y si había, de verdad, una persona ahí tumbada en medio de la carretera. Claro, de ser así, podría tener que llamar a las autoridades por si se encontraba muerto.
Lo que vio fue algo bastante diferente. “He parado el furgón porque he venido andando a ver si estaba vivo” comenzaba diciendo, para luego enfocar a la persona que había visto.
Era un joven con traje, en medio del arcén, totalmente tumbado y en un estado que parecía inconsciente. “Le han dejado aquí tirado, lleva una cuajada importante. Le he metido las piernas un poco para dentro” decía.
Porque claro, corría el riesgo de ser atropellado. “Estoy esperando a la Guardia Civil, porque como pare alguien por aquí se lo lleva puesto y está todo tronchado” decía.
Finalmente, no aclaró qué pasó cuando vino la Guardia Civil y qué ocurrió tras encontrarlo ahí. Eso sí, no es un buen sitio para descansar y lo mejor que le puso pasar fue que alguien le atendiera.
Una alarma en Bilbao que asusta a la Policía
Para esto hay que ponerse en situación: sobre las 14 de la tarde de un lunes, la Ertzaintza recibe un aviso de una central de alarmas. Alguien había entrado de forma forzosa en un chalé de Ugao, en Bilbao.
Cuando la policía hace las comprobaciones, se da cuenta de que el dueño del hogar está temporalmente fuera de su vivienda. Así pues, entendiendo que se trataba de un ladrón, inspeccionaban cómo estaba la casa.
Enseguida repararon en que la ventana tenía la verja manipulada y los cristales rotos. Así pues, se dispusieron a entrar y ver qué es lo que había pasado. Es entonces cuando se encontraron con la escena más surrealista posible.

Ertzaintza
Y es que se encontraron con lo que había causado la llamada a la policía: un ladrón. Pero no era todo como te lo estás imaginando, el ladrón estaba tumbado en el sofá absolutamente dormido.
De hecho, no había llegado a robar nada ni a cometer ningún delito. Según informaba El Correo, una publicación vasca, lo que encontró la policía al verlo dormido fue una mochila en donde llevaba herramientas para forzar la vivienda y, se entiende, pertenencias personales.
A partir de entonces, la persona fue detenida por un delito de allanamiento de morada, y fue puesto a disposición judicial en Bilbao.