Carolina es una niña de ocho años, y a pesar de su corta edad, ha conseguido crear un videojuego, pero no solo es un mero juego. Con él, conciencia sobre la inclusión de las personas discapacitadas y frente al bullying. Fue un proyecto que presentó junto a otros ochenta alumnos de su Colegio Infanta Leonor para las olimpiadas tecnológicas internacionales.

Carolina ganó este concurso en el que había más de 1.500 niños de más de 10 países. De entre todos ellos, Carolina consiguió ser la primera. ¿En qué consiste su juego? Ella explica que "consiste en que había un niño en silla de ruedas" que "se tropiez en el patio" y hay "otros niños que llegan corriendo". Entonces el jugador se encuentra dos opciones: "Ayudarle o seguir corriendo". Y el que le ayuda, gana.

En esta tarea le ayudó su profesora de tecnología de su Colegio Infanta Leonor, Carmen, que está en silla de ruedas y ella fue también un ejemplo para Carolina. Carmen dice que le hizo "mucha ilusión" ver que era "un referente" porque a pesar de su silla de ruedas siente que Carolina ve "que pude hacer lo mismo que el resto de profesores". La profesora celebra que lo bueno de los niños es que no "no ven tantas diferencias en la discapacidad" como pueden ver los adultos.

Para Carolina era una gran ayuda tener a la profesora porque le asistía "si no sabía" cómo hacer algo. Una ayuda que Carolina describe como "muy guay". El colegio formó a casi un centenar de niños para participar en la competición, una tarea titánica para profesores y y niños de esa edad. "Todo este trabajo", explica Carmen, es para demostrar que ellos también pueden producir videojuegos y "darle un enfoque positivo".

La bondad de los niños

Y lo han conseguido gracias a que lo niños "tienen una curiosidad impresionante", cuenta Carmen, "y un espíritu de superación increíble". Y a pesar de ser "un programa que no han utilizado nunca", los profesores han podido introducirles en el funcionamiento.

El jurado no solo valoró las capacidades técnicas del videojuego, también el contenido. "No hay que burlarse de las personas porque si a ti te lo hiciesen no molaría nada y te podrían hacer mucho daño", explica Carolina. Una enseñanza que vale tanto para niños como para los más mayores.