El ataque de India a Pakistán preocupa a las comunidades residentes en Cataluña: "No se atacaba así desde 1971"
El ataque indio se desencadenó tras un atentado el 22 de abril de 2025 en el valle de Baisaran, cerca de Pahalgam, en la Cachemira administrada por India.

Este evento ha escalado las tensiones entre las dos potencias nucleares, reavivando un conflicto histórico por el control de Cachemira y generando preocupación en las comunidades india y pakistaní en Barcelona
Barcelona - Publicado el - Actualizado
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El 6 de mayo de 2025, India lanzó una operación militar, bautizada como "Operación Sindoor", contra nueve objetivos en Pakistán y la región de Cachemira administrada por Pakistán, en respuesta a un ataque terrorista en la Cachemira india que dejó 26 muertos, mayoritariamente turistas hindúes.
Este evento ha escalado las tensiones entre las dos potencias nucleares, reavivando un conflicto histórico por el control de Cachemira y generando preocupación en las comunidades india y pakistaní en Barcelona.
Razones del Ataque Indio
El ataque indio se desencadenó tras un atentado el 22 de abril de 2025 en el valle de Baisaran, cerca de Pahalgam, en la Cachemira administrada por India.
Militantes armados mataron a 26 personas, en lo que se considera el peor ataque contra civiles en la región en más de dos décadas. India acusó a Pakistán de tener "vínculos transfronterizos" con el atentado, señalando a grupos terroristas basados en Pakistán, como Lashkar-e-Taiba, y a su supuesto brazo, la Resistencia Frontal (TRF), que inicialmente reclamó la autoría, aunque luego lo negó.
El gobierno indio, liderado por Narendra Modi, justificó la "Operación Sindoor" como una acción "medida y responsable" para neutralizar "campamentos terroristas" en Pakistán y la Cachemira administrada por Pakistán.
La operación incluyó ataques en la provincia de Punjab y en Muzaffarabad, marcando una escalada significativa, ya que fue la primera vez desde 1971 que India atacó territorio pakistaní fuera de la región disputada.
La acción india responde a una combinación de factores: presión interna para responder con firmeza tras el atentado, la narrativa del gobierno de Modi de tolerancia cero al terrorismo, y la percepción de que Pakistán apoya tácitamente a grupos militantes.
Además, la suspensión del Tratado de Aguas del Indo y otras medidas diplomáticas previas reflejan una estrategia de endurecimiento contra Pakistán.
Respuesta Esperada de Pakistán
Pakistán ha condenado los ataques indios como un "acto de guerra flagrante y no provocado", acusando a India de violar su soberanía.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Pakistán reportó al menos ocho muertos y 35 heridos, y prometió una "respuesta decisiva" a cualquier agresión.
Históricamente, Pakistán ha respondido a las acciones indias con represalias militares limitadas, como en 2019, cuando derribó un avión indio tras un ataque aéreo indio en Balakot.
Declaraciones de altos cargos, como la del ministro de Defensa Khawaja Asif, sugieren que Pakistán podría optar por una "respuesta masiva" si India intensifica sus acciones, lo que podría derivar en una guerra a gran escala.
Sin embargo, la capacidad de respuesta de Pakistán está limitada por su crisis económica y la presión interna tras el encarcelamiento del ex primer ministro Imran Khan.
Además, la postura de China, principal aliado de Pakistán, que expresó "pesar" por los ataques indios pero pidió moderación, podría frenar una escalada mayor.
Por otro lado, Pakistán ha amenazado con retirarse del Acuerdo de Simla de 1972, lo que podría desestabilizar aún más las relaciones bilaterales.
Es probable que Pakistán combine acciones militares controladas, como enfrentamientos en la Línea de Control (LoC), con medidas diplomáticas, como buscar apoyo en foros internacionales o de aliados como China y Turquía. La retórica beligerante de ambos lados, sin embargo, aumenta el riesgo de una escalada no intencionada.
Preocupación en las Comunidades India y Pakistaní en Barcelona
Barcelona, hogar de significativas comunidades india y pakistaní, ha sentido el impacto de esta crisis.
La comunidad pakistaní, concentrada en áreas como El Raval, supera las 20.000 personas, mientras que la comunidad india, aunque menor, con unas 5.000 personas, es activa en sectores como el comercio y la restauración.
Ambas comunidades, que suelen convivir pacíficamente, están preocupadas por las repercusiones del conflicto.
Para la comunidad pakistaní, el miedo a una guerra y las acusaciones de terrorismo contra su país generan ansiedad.
Líderes comunitarios, como los de la Asociación Cultural Pakistaní de Cataluña, han expresado su deseo de que la situación no afecte las relaciones en Barcelona, donde los pakistaníes son una comunidad bien integrada.
Algunos temen que la retórica anti-pakistaní en India pueda influir en percepciones locales, aunque no hay evidencia de tensiones significativas en la ciudad.
Por su parte, la comunidad india, representada por asociaciones como la Indian Cultural Association, condena el atentado de Pahalgam y apoya la postura de su gobierno, pero también aboga por la paz.
Muchos indios en Barcelona, especialmente los que tienen familiares en la Cachemira india, están preocupados por la seguridad de sus seres queridos. Eventos culturales conjuntos, como los festivales de Diwali o Eid, que suelen unir a ambas comunidades, podrían verse afectados si las tensiones persisten.
Ambas comunidades temen que el conflicto alimente estereotipos o polarización en Barcelona, aunque las autoridades locales y las asociaciones interculturales están promoviendo el diálogo para evitar malentendidos. La alcaldía de Barcelona, consciente de la diversidad de la ciudad, ha reiterado su compromiso con la cohesión social.