Así cambia la vida de una persona sin hogar cuando accede a una vivienda: "Es radical, tengo una oportunidad"

La Fundación Arrels atendió el año pasado a 3.176 personas sin hogar

Un usuario de los pisos que gestiona la Fundació Arrels
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Stefan nos explica cómo le ha cambiado la vida, el poder acceder a uno de los pisos de la Fundación Arrels después de 8 años viviendo en la calle A rr

Yolanda Canales

Barcelona - Publicado el

3 min lectura

La Fundación Arrels atendió durante el 2024 a 3.176 personas sin hogar e hizo 7.219 visitas a 786 personas que viven en la calle, un 6,7% más que el año anterior. También aumenta su acompañamiento a servicios sanitarios, de salud mental o adicciones, en concreto un 21,3%, hasta las 404 personas, según datos provisionales. El pasado año fueron 333. 

En cuanto al perfil, el 89% de los atendidos son hombres y el 11% mujeres. Ha garantizado el alojamiento a 262 personas, la mayoría en pisos. De hecho, el pasado año 20 personas empezaron a vivir en un piso gestionado por la entidad. 

En cuanto a las noches de pernoctación, se han ofrecido 82.918, por encima de las 82.308 de 2023. Y, desde la entidad, destacan el papel clave que juega el acompañamiento de estas personas en la transición hacia una vida normalizada, y poder acceder a un piso.

Arrels ya lo ha denunciado en otras ocasiones, que el binomio atención social y médica juega un papel fundamental. ¿Por qué? Porque las personas que viven en la calle, a menudo, dedican gran parte del día a resolver sus necesidades más básicas: buscar servicios en los que poder comer, ducharse y guardar sus cosas, lugares donde poder estar seguros y tranquilos o resguardarse del frío o el calor. 

Esto hace que muchas veces no puedan cuidar su salud, ir al médico, seguir un tratamiento o mantener buenos hábitos alimenticios, de descanso o por el bienestar físico.

Y aquí también entra en juego el papel de la Fundación Arrels que gestiona diferentes pisos donde pueden permanecer estas personas. 

Y esto ayuda, también, gracias al acompañamiento de trabajadores y voluntarios a salir adelante, dejar atrás hábitos nocivos para su salud y recuperar algo más cada día. 

La entidad presentó hace unos meses un monográfico sobre salud y atención sanitaria a las personas que viven la calle y refleja que esto acorta la vida. La edad media de las personas difuntas que vivían o habían vivido en la calle en algún momento de su vida en Barcelona es de 57 años.

En el caso de las mujeres, la edad media de defunción —entre 2015 y 2023— es de 48,7 años y baja hasta los 44,4 años, si tenemos en cuenta únicamente a las mujeres que han muerto en 2023. La diferencia entre la edad media de defunción de las personas sin hogar y del resto de la población de la ciudad es de 25

el caso de stefan

Stefan es una de las 262 personas sin hogar que aloja la Fundación y una de las 20 que entró a vivir en un piso que gestionó la entidad en el último año. Él ha pasado ocho años viviendo en la calle. Vino a Barcelona buscando trabajo, pero en vez de eso lo que se encontró fue la calle. Y aquí dice, su vida transcurría buscando sitios donde dormir, comer, o lavarse.

Él dormía sobre todo alrededor de la Barceloneta, en el puerto, en la catedral y en lugares donde había un aseo cerca. Y hace ocho meses, y después de un tiempo en el que la Fundación Arrels le apoyó, ha comenzado un proceso de cambio. 

Entró a vivir en piso gestionado por la entidad y recibe el acompañamiento de trabajadoras y voluntarias. Gracias a esto le está cambiando la vida. Además, como dice, tener un piso, un sitio que puede sentir como suyo, ha cambiado mucho la perspectiva de su futuro.

Y de hecho, Stefan se está recuperando de su adicción al alcohol. Lucha todos los días, dice, aunque todavía no puede trabajar porque le han detectado problemas en el cerebro debido precisamente a esto, a su adicción:

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