Récord de nidos de tortuga boba en las playas catalanas con un total de cinco

El calentamiento global ha favorecido la presencia de tortugas bobas en el mediterráneo para reproducirse, y en Calafell ya han nacido 45 ejemplares

Récord de nidos de tortuga boba en las playas catalanas con un total de cinco

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

8 min lectura

Este 2021 ya se han encontrado 5 nidos de tortugas bobas, o Caretta caretta según el nombre científico, en distintas playas catalanas, y no se descarta encontrar más en los próximos días.

La tortuga boba es una especie en situación de vulnerabilidad que ha llegado a reproducirse en Cataluña debido al calentamiento global, que ha hecho subir la temperatura de las arenas donde normalmente nidificaba. Por eso, varios ejemplares han encontrado en las playas de Calafell, Tarragona, Arenys de Mar y el Serrallo el lugar idóneo para poner sus huevos.

En todas estas playas se ha encontrado un nido de tortuga boba excepto en la del Serrallo, dentro del Parque Natural del Delta del Ebro, donde se han encontrado dos que muy probablemente sean del mismo ejemplar.

Así, Cataluña se establece como un punto caliente en el proceso de expansión de las zonas de cría de la especie, un fenómeno que está creciendo de forma muy significativa en el Mediterráneo occidental.

En la playa de Calafell ya han nacido esta semana 45 ejemplares de tortuga boba. En Tarragona la puesta ha sido de 99 huevos, mientras que en el nido de Arenys de Mar se han contabilizado 142 y en los del Delta del Ebro, 81 y 75 cada uno. En todos los casos, una parte de la puesta se ha trasladado a las incubadoras del Centro de Recuperación de Animales Marinos (CRAM) y del Zoo de Barcelona para su incubación.

Todos estos nidos se encuentran monitorizados y se han instalado sensores de temperatura cerca de los huevos, que permiten predecir la fecha de eclosión. En todos los casos también hay un dispositivo de voluntarios que hacen la custodia.

Desde los centros especializados se espera que las eclosiones pendientes se produzcan a partir de finales de agosto o principios de septiembre, siempre en función de cómo evolucionen las temperaturas.

PRIMERAS ECLOSIONES EN CALAFELL

Esta semana han nacido 45 crías de tortuga boba en Calafell. El nido constaba de 146 huevos, de los cuales 85 se dejaron en la misma playa, 41 se trasladaron a las incubadoras del CRAM y 20 al Centro de Recuperación de Reptiles y Anfibios de Cataluña (CRARC), en Masquefa.

Del nido de la playa, 44 ejemplares han emergido de forma natural y, una vez se ha hecho la exhumación, se ha encontrado una cría nacida que no había llegado a emerger, 38 huevos sin desarrollo aparente y 2 crías muertas dentro del huevo antes de eclosionar.

De las 45 tortuguitas, 34 han ido al mar y 11 se han llevado al CRAM, ya que formarán parte de un programa de cría en cautividad durante un año. Este programa, que se desarrolla de forma coordinada con otros centros del estado, pretende mejorar las tasas de supervivencia de los animales durante el primer año (se estima que en condiciones naturales es de un 1%) y al mismo tiempo ampliar el conocimiento de la especie.

A partir del seguimiento de los huevos trasladados a la incubadora se pudo ver que la fertilidad del nido rondaba el 50%, y de este 50% de huevos que iniciaron su desarrollo, todos ellos han eclosionado. La mayoría de los animales nacidos en las incubadoras del CRAM y el CRARC se liberarán los próximos días.

El nido situado en la playa de Calafell se detectó hace 54 días, el 19 de junio, cuando unos jóvenes que estaban en la playa detectaron la tortuga y dieron aviso a la policía local, que acordonó la zona.

Paralelamente, el Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural activó el protocolo establecido para estos casos y se desplazó a la playa, junto con personal experto del Centro Tecnológico BETA de la Universidad de Vic (UVic -UCC) y del CRAM, con la colaboración del Ayuntamiento.

El nido se encontraba a una docena de metros del agua, en una zona con un claro riesgo de inundación en caso de lluvias fuertes, por lo que se decidió retirarlo unos metros dentro de la misma playa, para asegurar su viabilidad.

Durante estos casi 2 meses que ha durado la incubación, tanto el Ayuntamiento de Calafell como los voluntarios de diferentes entidades como el GEPEC han velado para que el nido saliera adelante, y han vigilado que no entraran personas o animales dentro del cerrado, lo han protegido con lonas durante las lluvias de finales de julio, y han explicado a los visitantes su labor y la importancia de tener playas en el estado más limpio y natural posible.

DOBLE RACIÓN EN EL SERRALLO

Del mismo modo, el pasado 8 de julio se detectó un primer rastro de entrada y salida de una tortuga de la playa del Serrallo, en el municipio de Sant Jaume, dentro del Parque Natural del Delta del Ebro.

Aunque la hembra no terminó de excavar el nido, al día siguiente muy probablemente el mismo ejemplar volvió a salir, construyó el nido y realizó una puesta de 81 huevos.

Rastro de una tortuga boba al salir y entra del agua para hacer la puesta en la playa del Serrallo

Rastro de una tortuga boba al salir y entra del agua para hacer la puesta en la playa del Serrallo, en el Delta del Ebro

Catorce días después se detectaron 8 nuevos rastros y, tras un examen detallado, se encontró un segundo nido, en este caso integrado por 75 huevos y un huevo doble (dos huevos fusionados).

Ambos nidos pertenecen probablemente al mismo ejemplar, ya que las hembras en estado reproductivo pueden llevar a cabo hasta un máximo de 6 puestas durante la misma temporada.

La localización de estos nidos ha sido resultado de la labor del personal del parque natural, que durante los meses de junio y julio hace recorridos periódicos por el litoral del delta del Ebro a la búsqueda de rastros de tortuga boba.

Como en el caso de Calafell, se activó el protocolo de actuación que tiene como objetivo preservar el éxito reproductivo y la monitorización de todo el proceso de incubación hasta el nacimiento de las pequeñas tortugas, con los mismos actores.

Los técnicos constataron la necesidad de trasladar las puestas a un lugar más elevado, para evitar riesgo de inundaciones, y de instalar un cerco alto y poco permeable para evitar los depredadores o actuaciones humanas que pudieran perjudicar el nido.

En estos momentos se está llevando a cabo una vigilancia del recinto que contiene los nidos por parte de las asociaciones que integran la Mesa de voluntariado del Delta del Ebro, así como una monitorización en continuo de las temperaturas en cada nido.

UNA ESPECIE VULNERABLE

La tortuga boba es una tortuga marina ampliamente distribuida, sobre todo por los mares y océanos tropicales y subtropicales; sin embargo, se encuentra amenazada y está catalogada como vulnerable debido al declive de sus poblaciones.

Los adultos pueden llegar a alcanzar una longitud del caparazón de unos 120 cm y un peso de hasta 200 kg. Si bien pasan la mayor parte de la vida en el medio marino, las hembras, una vez alcanzan la madurez sexual (15-30 años) se internan en algunas playas para construir el nido, que queda enterrado en la arena a una profundidad de entre 35 y 50 centímetros, y realizar la puesta. Las hembras llevan a cabo migraciones reproductoras cada 2-3 años y pueden realizar de 3 a 6 puestas durante cada año reproductivo.

Los nidos, que permanecen enterrados en la arena, suelen contener unos 70-120 huevos de unos 35-40 mm de diámetro. La incubación, totalmente dependiente de las condiciones térmicas de la playa, se prolonga unos 50-80 días. Los recién nacidos se dirigen directamente a mar abierto y llevan una vida alejada de la orilla durante muchos años.

Las zonas de reproducción cercanas más importantes se localizan en el mar Mediterráneo oriental, sobre todo en el litoral de Grecia, Turquía, Chipre y Libia. Si bien existe algún registro de reproducción desde finales del siglo XIX, la reproducción en la costa mediterránea peninsular ha sido un hecho muy esporádico.

Los primeros datos del siglo XX provienen precisamente del Delta del Ebro, donde la especie se reprodujo a comienzos de los años 1970 y 1990. En la década de 2000 los eventos reproductivos son más frecuentes y numerosos en el Mediterráneo noroccidental, desde Almería hasta el sur de Francia e Italia, incluyendo las islas mediterráneas.

Por otra parte, las aguas marinas que rodean el delta del Ebro son utilizadas como zona de alimentación para una gran cantidad de ejemplares juveniles nacidos tanto en las costas americanas atlánticas como en las del Mediterráneo oriental.

En estas aguas, las tortugas bobas no están exentas de sufrir problemas de conservación, ya que pueden ser objeto de capturas no deseadas con algunos aparejos de pesca (palangre, arrastre) o pueden sufrir los efectos de la contaminación marina, como la ingestión de plásticos.

Por ello, la Generalitat insiste en que hay que minimizar los impactos del ser humano en el proceso de reproducción de las tortugas bobas y pide a la ciudadanía que en caso de encontrarse una tortuga marina o pequeñas tortugas en la playa se llame inmediatamente al 112 para informar de la situación y se deje que circulen libremente sin interponerse a su paso. En caso de encontrar rastros de tortuga, hay que avisar igualmente al 112 y evitar pisar las marcas que ha dejado en la arena.

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