La historia del marinero de Magallanes que desertó y que se convirtió en un héroe

Gonzalo de Vigo fue el primer europeo en vivir en la Micronesia tras desertar de la expedición de Magallanes. Declarado traidor, acabaría siendo perdonado años después al salvar de la muerte por escorbuto a otra expedición española. Su vida, entre la traición y la heroicidad, es una de las historias más sorprendentes de la primera vuelta al mundo.

Su historia es la de un hombre que, perdido en los confines del mundo, terminó siendo pieza clave en la supervivencia de otros.

Su historia es la de un hombre que, perdido en los confines del mundo, terminó siendo pieza clave en la supervivencia de otros.

José Miguel Cruz

Barcelona - Publicado el

3 min lectura

Entre los nombres que quedaron ligados a la primera vuelta al mundo de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano, hay uno que apenas se menciona en los manuales de historia, pero cuya vida fue una auténtica novela: Gonzalo de Vigo. Marinero gallego enrolado en la expedición, pasó de ser considerado un traidor y desertor a convertirse en salvador de sus compatriotas gracias a sus conocimientos sobre las islas del Pacífico

Su historia es la de un hombre que, perdido en los confines del mundo, terminó siendo pieza clave en la supervivencia de otros.

  El joven gallego en la mayor aventura de su tiempo  

Poco se sabe de los primeros años de Gonzalo de Vigo, más allá de que era natural de Galicia y que formaba parte de esa generación de hombres de mar que soñaban con riquezas y aventuras. En 1519 se embarcó en la expedición de Magallanes, la primera que pretendía circunnavegar el planeta en busca de una ruta alternativa hacia las islas de las especias.

El viaje, sin embargo, pronto demostró ser un infierno. Tempestades, hambre, enfermedades y motines marcaron una de las empresas más arriesgadas de la historia marítima

En 1521, después de la muerte de Magallanes en Filipinas, la expedición se encontraba diezmada y en situación desesperada.

En 1521, después de la muerte de Magallanes en Filipinas, la expedición se encontraba diezmada y en situación desesperada.

 La deserción en las Islas Marianas  

En 1521, después de la muerte de Magallanes en Filipinas, la expedición se encontraba diezmada y en situación desesperada. Fue en ese contexto cuando Gonzalo de Vigo decidió desertar. En la isla de Guam, en pleno archipiélago de las Marianas, abandonó la expedición y se quedó a vivir con los nativos.

Aquella decisión lo convirtió oficialmente en el primer europeo que habitó de forma prolongada en la Micronesia, y también en uno de los primeros desertores registrados en la historia naval española en el Pacífico. Sus compañeros lo dejaron atrás, marcado como traidor. 

 Entre dos mundos  

Gonzalo de Vigo aprendió la lengua de los chamorros, conoció sus costumbres y se integró plenamente en su vida. Lo que para la expedición fue un acto de cobardía, para él se convirtió en una experiencia de supervivencia y adaptación en un entorno completamente distinto al europeo.

No era un simple fugitivo: con los años, se transformó en un puente cultural entre dos mundos que hasta entonces apenas habían tenido contacto.

  El reencuentro inesperado  

La historia de Gonzalo de Vigo dio un giro sorprendente en 1526, cuando una nueva expedición española, la de García Jofré de Loaísa, pasó por las islas. La tripulación, enferma de escorbuto y prácticamente al borde de la muerte, encontró en aquel gallego perdido un inesperado aliado.

Gonzalo de Vigo, conocedor del terreno y de los recursos locales, guió a los marineros hacia alimentos frescos y remedios naturales que les permitieron recuperarse. Su ayuda fue decisiva para que buena parte de ellos lograra sobrevivir. 

 Del traidor al salvador  

La Corona española, que lo había declarado desertor años antes, reconoció entonces la importancia de sus acciones. Fue perdonado y rehabilitado. De villano pasó a ser considerado héroe, y su figura quedó ligada a la epopeya de la exploración del Pacífico.

Aunque no alcanzó la fama de Elcano o de otros marinos, Gonzalo de Vigo representa una faceta distinta de aquella era: la del europeo que eligió quedarse en tierra extranjera y que, con esa decisión, terminó salvando vidas de sus compatriotas

 Un pionero olvidado  

La historia de Gonzalo de Vigo es una muestra de cómo la primera globalización no fue solo una cuestión de rutas comerciales y conquistas, sino también de personas que se movieron entre culturas, a veces por obligación, a veces por elección.

Hoy, en las Islas Marianas, todavía se recuerda a aquel marinero gallego que convivió con los nativos antes que nadie. Su vida demuestra que, en medio de la epopeya de la primera vuelta al mundo, hubo también historias humanas, llenas de contradicciones, en las que la traición y la lealtad podían ir de la mano.

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