10-6-20
Aprender a sonreír con la mirada, el reto que plantean las mascarillas
La importancia de la cabeza y sus movimientos para comunicarnos en cualquier situación es vital

Aprender a sonreír con la mirada, el reto que plantean las mascarillas
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La mascarilla nos protege de la Covid-19 pero nos aleja de la comunicación oral. Es difícil expresarse con palabras si la boca no es visible. Llega el momento de utilizar los ojos, la cabeza o todo el cuerpo para expresarnos. Por eso hoy en Herrera a Cope Catalunya i Andorra, Teresa Baró, experta en comunicación no verbal y autora del libro “La Gran Guía del lenguaje no verbal” nos ha dado las claves de la comunicación entre personas con la mascarilla puesta.
LO MÁS COMPLICADO ES MOSTRAR LA AMABILIDAD CON MASCARILLA
Para Teresa: “ Lo más complicado es mostrar la amabilidad. Con mascarilla se puede demostrar alegría (los ojos se empequeñecen y se marcan las arrugas de debajo), enojo (las cejas se arrugan), sorprendida (se abren mucho los ojos y las cejas se arquean). Pero una de las más complicadas de mostrar es la amabilidad, no la alegría. La alegría se llega a percibir por los ojos, porque los ojos se hacen pequeños y se marcan las patas de gallo. Pero hay el punto de amabilidad que se usa especialmente en atención al público, porque se limita a una sonrisa moderada que queda escondida”.
LA CABEZA ES CLAVE PARA COMUNICARNOS
La especialista en lenguaje no verbal ha recordado la importancia de la cabeza y sus movimientos para comunicarnos en cualquier situación. Teresa Baró ha considerado que, sin pretenderlo, las normas que nos obligan a buscar formas alternativas a la voz está ayudando a activar la inteligencia emocional. Respecto a las caricias o los abrazos, Baró, nos dice que: “ Todos estos impedimentos nos obligan a ser conscientes de la comunicación y a esforzarnos más. Podemos hacer uso de las “caricias verbales”: expresiones que dejen claras nuestras emociones, del tipo “y, como me alegro de...” o “que bien que...”. Es decir, tener una persona delante y pensar que no está. Decirle todo lo piensas pero sin contacto personal. Difícil pero posible.