Un estudio del Servicio de Nefrología del Hospital Universitario de Bellvitge (HUB) de L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona) destaca que el impacto de la obesidad es cada vez más determinante en el trasplante renal y advierte de la necesidad de concienciar "más y mejor" tanto a candidatos al trasplante como a posibles donantes.

El HUB ha recordado que, en el último medio siglo, la obesidad ha crecido entre un 5% y un 10% en hombres y entre un 8% un 14% en mujeres, y que este aumento de la prevalencia de la obesidad se ha reflejado también en los donantes y receptores de trasplante renal.

Según el estudio, publicado en la revista 'Nephron', la pérdida de peso es un requerimiento "que debe convertirse en mucho más relevante como paso previo al trasplante", por lo que los autores subrayan la necesidad de incluirla de forma más explícita en las guías clínicas de trasplante, junto con el ejercicio físico y una dieta saludable.

"El trasplante es el tratamiento que aporta más calidad de vida a las personas con una enfermedad renal crónica grave y estudios recientes muestran que perder peso una vez recibido el riñón no conlleva mejoras significativas en la supervivencia del injerto", ha explicado la doctora María Quero, del Servicio de Nefrología del HUB.

Con todo, el trabajo también subraya la conveniencia de no utilizar el índice de masa corporal como criterio único de clasificación de los pacientes en las listas de espera y propone analizar cada caso de forma individual y tener en cuenta otros factores que pueden explicar el aumento de peso, como la acumulación de líquidos o la distribución de la masa muscular.