Detectan un fallo grave en la iglesia de San Benito que obliga a la diócesis de Zamora a tomar una decisión drástica

La Diócesis de Zamora ha anunciado el cierre temporal de la iglesia parroquial de San Benito tras detectar una patología estructural grave en la cubierta durante una inspección técnica realizada el 28 de noviembre. El informe alerta de que el templo, en su estado actual, no puede garantizar la seguridad de quienes acceden a él, lo que supone un riesgo objetivo para la comunidad. Ante esta situación, la institución eclesial ha actuado con rapidez y ha convocado una comisión urgente para decidir los pasos a seguir. 

El equipo, integrado por el párroco, responsables de patrimonio, técnicos diocesanos y el propio obispo de Zamora, ha acordado tres medidas principales: cerrar la nave principal, mantener la actividad pastoral en la capilla anexa, que no presenta daños, e iniciar un estudio detallado que permita determinar con rigor cuáles deben ser las actuaciones para asegurar la viabilidad futura del edificio. La prioridad, según subraya el comunicado redactado por Juan Carlos López, responsable de comunicación de la diócesis, es garantizar la integridad de todas las personas que forman parte de la vida parroquial. 

 Un templo joven, pero profundamente ligado a la ciudad  

Aunque no se trata de un edificio histórico en el sentido clásico, la actual iglesia de San Benito forma parte del paisaje emocional y urbano de Zamora. Su origen se remonta a la presencia benedictina en la ciudad: la comunidad de monjas se estableció en 1961 y, pocos años después, en 1967, el arquitecto Alfonso Crespo Gutiérrez diseñó el templo con una estética sencilla, basada en cerramientos de ladrillo y una cubierta de teja plana apoyada sobre estructura metálica. La consagración tuvo lugar en 1969, marcando el inicio de una etapa de intensa vida espiritual.

Con el crecimiento de Zamora, las benedictinas evaluaron nuevos espacios para su vida monástica y finalmente se trasladaron en 1979. Aquellos terrenos, adquiridos gracias a una donación de la archidiócesis alemana de Colonia, pasaron a disposición de la diócesis, que en 1987 decretó oficialmente la creación de la parroquia de San Benito. Desde entonces, la iglesia ha sido un punto de referencia para numerosas familias y grupos parroquiales. 

Una decisión dolorosa pero necesaria  

Desde el obispado reconocen que el cierre del templo supone un golpe emocional para la comunidad, pero insisten en que se trata de una medida “tomada por prudencia y responsabilidad institucional”. La vida parroquial continuará sin interrupciones en la capilla y en los salones anexos, asegurando que los fieles puedan seguir reuniéndose, rezando y celebrando su fe sin riesgo alguno.

La diócesis agradece la comprensión de la comunidad cristiana de San Benito y de toda la diócesis, e invita a vivir esta etapa como una oportunidad para reforzar la unidad, la confianza y la esperanza. El futuro del templo dependerá ahora de los resultados del estudio técnico que se pone en marcha de forma inmediata.