Carta Pastoral Don Luis Argüello, arzobispo de Valladolid: La Virgen sale en Misión
El prelado valllisoletano llama, en su Carta Pastoral, a celebrar a nuestra Madre, la Virgen

Carta Pastoral Don Luis Argüello
Valladolid - Publicado el - Actualizado
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El último mes nos ha permitido celebrar a nuestra Madre, la Virgen, con fiestas y múltiples manifestaciones de devoción popular. El 15 de agosto es fiesta en tantos y tantos de nuestros pueblos que, bajo diversas denominaciones, han celebrado la Asunción de María a los cielos. El 8 de septiembre también nos ha convocado en muchas de nuestras comunidades cristianas, unidos a todos nuestros conciudadanos, a celebrar fiestas en honor de nuestra Madre, en su Natividad, también con múltiples denominaciones. En la ciudad de Valladolid, la Virgen de San Lorenzo congregó a miles de personas en la Catedral y a lo largo de calles y plazas, con motivo de la procesión de ida y de regreso al templo parroquial de San Lorenzo Mártir.
La Virgen es tipo y figura de la Iglesia. Nos recuerda a todos que la Iglesia es un organismo vivo que tiene en María su forma, su tipo, su modelo. Así, estamos llamados a entregarnos al Señor, como María Virgen, acoger la presencia del Señor y devolver esta presencia en su misma entrega, como Virgen Esposa. También la Iglesia está llamada a ser madre que ofrece al mundo de hoy la luz del Evangelio, a Jesucristo Príncipe de la paz. En todas estas celebraciones se han unido la vivencia de la Eucaristía y la salida en procesión. La Virgen ha salido por nuestros pueblos, por calles y plazas de la ciudad y de tantos y tantos lugares de nuestra Diócesis. Ahora, aquí en Valladolid, la Virgen de las Angustias va a salir en misión de misericordia con motivo del Año Jubilar. La Virgen quiere salir a diversos lugares de esta ciudad, quiere hacerse presente en templos parroquiales y de la vida de especial consagración, quiere visitar a enfermos en hospitales, en el Hospital Clínico, en el Hospital Sagrado Corazón, en el Benito Menni, quiere también convocar a niños, chicos y chicas de los colegios, de los barrios visitados por la Virgen.
Nuestra Señora de las Angustias no solo va a salir, sino que va a permanecer en alguno de estos templos para convocar a quienes quieran venir a ofrecerle a la Virgen su tierna devoción, a poner ante sus pies la angustia de su corazón, a querer recibir de ella el consuelo de la soledad. Todo el cortejo procesional que la Cofradía de las Angustias ha preparado para estos próximos días quiere también asegurar, en la medida de lo posible, que cuantas personas quieran acercarse a visitar a la Virgen puedan hacerlo, estando disponibles para poder realizar traslados en vehículos en la forma que sea necesaria para que, incluso, personas que tengan dificultades de movilidad o que estén enfermos, puedan presentar a la Virgen su preocupación, su dolor, pero también los deseos profundos de su corazón.
La Virgen va a salir, Nuestra Señora de las Angustias va a visitar y acoger; así es para todos nosotros un extraordinario modelo. La Iglesia, como María, está llamada también a salir y hacer de esta salida anuncio del Evangelio, acogida en su corazón materno de todas las personas, cualquiera que sea su situación, su preocupación, su momento, incluso, su fe. La Iglesia, como la Virgen que sale y acoge, está llamada también a ofrecer lo mejor que tiene, que es al Hijo Jesús, a nuestro Señor del que queremos ser discípulos y compartir con Él la misión de anunciar el Evangelio. Quiere la Virgen ofrecer la misericordia que brota del Corazón de Cristo y que ella experimenta también en su corazón atravesado por cuchillos de siete dolores, que son dolores del Hijo, que son los dolores del mundo, que son los dolores de las personas que también en estos días podrán acercarse a nuestra madre.
Vivamos estos días de misión de la Virgen de las Angustias en nuestros barrios, en templos, en iglesias, en plazas, en hospitales, en colegios, como la oportunidad de hacer del Año Jubilar una peregrinación concreta, una peregrinación de un pueblo que camina hacia la meta de su salvación; pero que, saliendo a caminar, a peregrinar a su meta, que es el cielo, mientras peregrina anuncia el Evangelio, proclama la misericordia que va de generación en generación y llega hasta nosotros; acoge como hospital de campaña, sirve de mediación para propiciar encuentros y también la reconciliación entre nosotros.
Amigos, que esta misión de la Virgen de las Angustias nos llame a todos nosotros a vivir un año también de testimonio misionero y que, haciéndolo, avancemos en el camino de la santidad, porque en la entrega de la vida, en el testimonio de nuestra fe, vamos edificando ese pueblo santo de Dios que quiere ofrecer a nuestros vecinos la alegría que brota de la misericordia del Corazón de Cristo y que su madre, Virgen de las Angustias, nos la ofrece como cauce privilegiado para el encuentro con su Hijo Jesús.