El pasado 29 de enero, Jesús Julio Carnero, anunciaba su diagnóstico por coronavirus. Ese día iniciaba una de las etapas del camino más difíciles de su vida. El cara a cara con la enfermedad le arrebató unos cuantos kilos de su anatomía, invadió sus pulmones y le desconectó de la realidad nada más y nada menos que 35 días, los mismos que estuvo intubado y sumido en un sueño que hoy sabemos, fue reparador.

Han pasado casi cinco meses desde aquel alto en el camino y esta misma semana, tras recibir el alta médica, ha recuperado sus funciones como Consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural en Castilla y León. La experiencia vivida le ha tocado, le ha transformado y hoy dice que no es el mismo. Lo ha dicho en la primera entrevista concedida a un medio radiofónico. Tras su paso por Herrera en COPE Castilla y León ha dejado testimonio de la importancia que la fe ha tenido en este trance.

Se encomendó a la Virgen de los Dolores de la Santa Vera Cruz. “La fe es fundamental”, nos cuenta, “la fe lo que hace es ayudar. Con la fe, todo tiene sentido, incluso la enfermedad”. Vive cerca de la Virgen de los Dolores en Valladolid y por eso, por esa cercanía se encomendó a ella. “Necesitaba soportar el dolor que era inmenso. No tenía limites. Me agarré a ella y le dije: Llévame de tu mano y a buen seguro que saldremos adelante”. “Y aquí estoy”. El siguiente paso, nos dice, ser hermano de la Cofradía Penitencial de la Santa Vera Cruz.

Recibió el envite de la enfermedad y de la vida y lo hizo “con humildad y ánimo”, consciente de que lo importante está en el presente que “a veces viene mal o viene bien, pero hay que aceptarlo como venga”. Dice valorar más determinadas cosas, situaciones...la amistad, “es lo mejor que tenemos” y se agarra al origen del concepto peregrinar que le compartió el etnógrafo Joaquín Díaz, “peregrinar significa mirar por el camino, por el campo, y es lo que hacemos en la vida”. “Y esto es lo que me ha enseñado este tiempo tan complicado. Todo tiene esperanza, pero desde el presente”.

De la UCI se sale llorando

Se le quiebra la voz al rememorar los instantes previos a ser intubado. Ese preciso momento en el que tu cuerpo y tu mente pasan a desconectarse del entorno para introducirse en un profundo sueño que, como bien indica el propio Carnero, puede ser reparador o eterno. “No temí, pero era una posibilidad. Me despedí de mis seres queridos”, explica emocionado, “uno a uno y lo que hice es volar”.

Fue en la UCI cuando se topó con el dramatismo de la enfermedad, pero donde comprobó en primera persona la solidaridad y la fraternidad del equipo humano que cuidó de él durante esas semanas. “La UCI es un sitio muy complicado, para salir llorando, como cuando se nace, porque vuelve a vivir”.

Compartió dolor con los compañeros de UCI, pero sobre todo aprendió de la la solidaridad “de todos y cada uno de los sanitarios en cada uno de sus condiciones. El concepto de fraternidad está allí de manera reposada”. Eso aprendió en el Hospital Río Hortega de Valladolid.

¡Gracias, hasta luego y buen camino, Jesús Julio!