Esta semana comienza la Cuaresma con la celebración del Miércoles de Ceniza, un tiempo en el que se nos invita a la conversión. Una vez más, y como tantas otras cosas de nuestra vida desde hace un año, la celebración de este día estará marcada por la pandemia. Aforo máximo de 25 personas en los templos, y cambios en el rito de imposición de la ceniza. El sacerdote deberá decir para todos los fieles la fórmula del Misal Romano, para después dejar caer la ceniza sobre sus cabezas evitando todo contacto.

Adaptarnos a las circunstancias, es lo que debemos hacer por el bien de todos. Para aprovechar la Cuaresma y, como nos dice nuestro Obispo don César en su carta de hoy, «lanzarnos en la carrera de la fe para alcanzar a Cristo», lo que podemos hacer abandonando nuestra vida de pecado o mediocridad por medio de la oración, el ayuno y las obras de caridad.

El 14 de febrero muchas personas celebran a san Valentín como patrón de los enamorados. Pero en este día también conmemoramos la Jornada Nacional de Manos Unidas, con la que se inicia la edición número 62 de su campaña contra el hambre. Para hablar sobre este día y los proyectos de este año hemos hablado con la presidenta de Manos Unidas en Segovia, Teresa Esquiliche y con Fernando Calderón, párroco en el Arciprestazgo Ayllón-Riaza.

Teresa lleva apenas unos meses al frente de la delegación diocesana de la organización, pero ya se ha marcado unos objetivos, basados en la creación de un equipo de trabajo enérgico y jovial que sea capaz de concienciar a los segovianos de la importancia y la relevancia que tiene para aquellos que más lo necesitan cualquier pequeña colaboración por su parte.

Desde esa recién estrenada tarea afronta Teresa la campaña contra el hambre de este año, bajo el lema «Contagia solidaridad para acabar con el hambre». Precisamente en un año en el que la palabra “contagio” nos trae tantas connotaciones negativas a la mente, la presidenta de Manos Unidas en Segovia da la vuelta a la tortilla y quiere dotar esas letras de positividad, de alegría, de esperanza…

En esta ocasión, la organización ha escogido cinco proyectos (por el momento) con los que colaborar desde nuestra Diócesis de Segovia: cuidar de las mujeres en India, mejorar la seguridad alimentaria en Uganda, recuperar los recursos tras los desastres naturales en Filipinas, mejorar la calidad de la educación secundaria en Mozambique o combatir la violencia en el hogar en Palestina son los fines a los que irán destinadas las aportaciones recibidas.

Proyectos que reciben una ayuda muy importante proveniente de los diferentes Arciprestazgos, quienes poco a poco van escogiendo uno de ellos para volcarse en ayudar dentro de sus posibilidades. El pasado año, Ayllón-Riaza organizaba un fructífero festival que este año ha dado paso a acciones más recogidas, como destaca uno de los párrocos del arciprestazgo, Fernando Calderón.

Él asegura que la oración es más importante que nunca, y que hay que tener bien presente que «más alegría hay en dar que en recibir». Así, desde las parroquias del arciprestazgo organizaron una vigilia de oración el día 12 que, además de presencialmente, ha podido seguirse de manera virtual para salvar la restricción de aforo permitido en los templos.

Tradicionales son en este arciprestazgo las sopas de ajo que cada año reúnen en torno a la misma mesa a los fieles de diferentes localidades. Una tradición que como nos recuerda Fernando se ha mantenido, aunque esta vez desde el recogimiento el hogar de cada uno. En definitiva, la sensibilización es este año más importante que nunca, sin «ahorrar ni un solo segundo» en predicar con el ejemplo de san Pablo.