Las fiestas de los pueblos han dado un vuelco tras el estallido de la pandemia, el año pasado solo se salvaron algunas como el carnaval del toro, ya que fueron en febrero. El año pasado estuvieron en blanco y este se han tenido que reinventar. Un ejemplo han sido las de Sta Marta

Para quien no lo conozca Santa Marta está al lado de la capital y es uno de los pueblos dormitorio. Gracias a ello, desde hace más de 30 años sus fiestas han ido creciendo y creciendo. Los más mayores recuerdan cómo se daba el pistoletazo de salida pocos días después del día del Carmen, que casualmente con San Blas es la otra festividad del pueblo o más bien de unos de sus barrios. Las peñas de la localidad y vecinos se juntaban en torno al ayuntamiento antiguo y llenaban la plaza y la carretera de Madrid.

El pregón solía comenzar en torno a las 7-8 de la tarde y desde entonces no paraba la fiesta hasta por la mañana. El desfile de peñas iba por las calles del centro y se repetían las risas, la música y las fotos para terminar en la plaza del colegio Martín Gaite. A parte del pregón había citas ineludibles y propias del pueblo como la tradicional cucaña.

Este evento corría a cargo de Jose el de la perdiz y lo organizba la peña que llevaba el nombre de la Perdiz Roja. No era el único evento también había juegos para niños en la plaza anexa al centro médico. Pero sin duda a las fiestas de Santa Marta se las conoce por el Toro del Aguardiente. No se emborrachaba al toro, se llama así porque se suelta en la plaza a las 7 de la mañana y si juntamos toro, plaza, fiesta y alcohol pues puede pasar de todo.

Con el tiempo también se añadieron las sopas de ajo para todos los que se acercaban a la plaza. Durante muchos años estuvo ubicada en un solar de la calle Marcos Escribano, después en la trasera de la iglesia del Carmen y estos últimos años al lado de las piscinas. En la localidad hemos visto muchas peñas, desde La Perdiz Roja, pasando por los Tumbacervezas o los marqueses hasta algunas más nuevas como Recreativo de juerga o ceda el vaso. Alejandro pertenece a una de estas peñas de nueva generación y nos habla de cómo han sido los festejos de este año.

Pocas camisetas hemos visto por las terrazas y las calles, las pocas en las mesas de los bares el fin de semana y en pequeñas comidas. Para el año que viene quedará volverlos a ver cerca de las ferias, en los coches de choque, comprando churros o en familia porque algunos ya son padres. Los carruseles este año han ido a parar al solar de la carretera de Naharros y como es obvio los vecinos no han estado muy contentos con ellas.

Otros vecinos reconocen que todo tiene un límite y que en el recinto ferial, el cual tenía aforo limitado a 970 personas las mascarillas y las distancias de seguridad brillaban por su ausencia. En 2020 no las tuvimos, en 2021 se han adaptado y esperemos que para 2022 podamos verlas de nuevo tal y como las conocíamos antes de la maldita pandemia ocasionada por la Covid-19.