El testimonio de una palentina en la despedida del Papa Francisco:“Un silencio que sobrecoge. No se oyen ni los aviones... los han desviado”
La Madre Filipense Cristina Merino ha relatado a COPE como está siendo la vida estos días en el vaticano donde llego hace 3 años procedente de Palencia

Entrevista a la Madre Filipense Cristina Merino
Palencia - Publicado el - Actualizado
4 min lectura
Roma vive estos días una conmoción contenida, serena y profundamente espiritual con motivo de la despedida al Papa Francisco. Entre los miles de fieles que han acudido a la Plaza de San Pedro para rendir su último homenaje, se encuentra la madre Cristina Merino, religiosa filipense natural de Palencia, quien ha compartido con El Espejo de Cope Palencia una emotiva crónica desde el corazón mismo del Vaticano.
“La palabra ‘impresionante’ se queda corta. Lo que estamos viviendo aquí no se puede describir fácilmente con palabras”, comenzó diciendo. “Roma está absolutamente volcada. Hay una sensación de comunión, de unidad entre personas que han venido de todo el mundo, y todo transcurre en un ambiente de respeto, paz y silencio que emociona”.
La madre Cristina lleva ya un tiempo en misión en la ciudad eterna, donde reside muy cerca de la Plaza de San Pedro. Aunque conoce bien la vida cotidiana del Vaticano, la intensidad de estos días la ha marcado especialmente. “Ayer me acerqué a despedirme del Papa Francisco. La cola avanzaba mucho más rápido de lo que pensábamos. Tardé apenas media hora en llegar hasta él, hasta sus pies, y poder rezar. Fue un momento muy íntimo, de mucha oración. Sentí que debía darle gracias y pedirle que, desde donde esté, que seguro es al lado de Dios, siga enviando esa paz tan deseada”.
La religiosa subraya la magnitud del operativo de seguridad y logística, aunque siempre con delicadeza. “Hay una presencia muy fuerte de seguridad, pero sin tensión. La gente lo agradece mucho. Se nota el cuidado por cada detalle para que todo transcurra con tranquilidad. La organización es admirable”.
Sorprende, incluso, el silencio que reina en Roma durante estos días. “Un detalle que puede parecer superficial, pero me ha llamado mucho la atención: no se oye ni un avión. Roma es una ciudad con un tráfico aéreo constante, pero desde que falleció el Papa, no hemos escuchado ninguno. Los han desviado para que este silencio, esta atmósfera de recogimiento, se mantenga. Eso lo dice todo”.

Madre Filipense Cristina Merino
El legado del Papa Francisco es, para la madre Cristina, inmenso. “Ha sido un pastor bueno, cercano, renovador. Un jefe de Estado transformador, que ha traído reformas muy valientes, incluso en el orden financiero del Vaticano. Pero por encima de todo, ha sido un hermano para todas las religiones, para todas las culturas, para todas las personas”.
También destaca su capacidad de escucha: “Nos insistía mucho en la importancia de escuchar. Decía que escuchar es una de las cosas más difíciles y necesarias hoy en día. Y él lo hacía. Escuchaba. Eso se notaba en cada gesto, en cada homilía, en cada encuentro”.
Para la madre Cristina, el Papa ha sabido ser “un hombre fuerte y a la vez sencillo, sabio, profundamente espiritual, pero también profundamente humano”.
Recuerda con emoción el último Domingo de Ramos, cuando pudo verle de cerca. “Estaba débil, ya no podía hablar apenas. Solo alcanzó a decir: ‘Buenos días, feliz Domingo de Ramos’. Le costaba mucho. Pero aun así, estaba con nosotros, presente, entregado hasta el final”.
Mañana, en la Basílica de Santa María la Mayor, tendrán prioridad los pobres en la despedida. ¡Qué gesto tan significativo!
Madre Filipense palentina
Cristina no olvida tampoco su compromiso con los más pobres. “Mañana, en la Basílica de Santa María la Mayor, tendrán prioridad los pobres en la despedida. ¡Qué gesto tan significativo! Eso refleja perfectamente quién fue Francisco. Su opción preferencial por los pobres fue real, visible, tangible”.
Y añade: “Él devolvió dignidad a muchas personas. A los inmigrantes, a los marginados, a los que nadie mira. Hizo mucho por devolverles un sitio, una voz, una mirada. Y eso no se olvida”.
También quiso destacar su sensibilidad ecológica y su visión global. “Fue un Papa con visión geopolítica. Y fue, además, un ambientalista convencido. Ahí está su Laudato Si’, una encíclica hermosa que nos invita a cuidar la casa común. Y otras tantas que ha escrito, como Fratelli Tutti. Su magisterio ha sido claro, directo, lleno de ternura y fuerza”.
Respecto al sentimiento que deja su partida, la religiosa tiene una percepción muy clara: “Yo no creo que deje un hueco. Al contrario. Deja un lleno, un gran lleno. Deja una misión, una huella que como cristianos debemos cuidar. No es una ausencia, es una presencia que nos compromete”.
Para concluir, la madre Cristina lanzó una invitación a la reflexión. “Ojalá no olvidemos lo que nos ha enseñado. Ojalá aprendamos a escuchar más, a cuidar más de los demás, a ser más humanos. Francisco nos deja el corazón lleno. Ahora nos toca a nosotros seguir caminando”.