Un panadero de Palencia reivindica su oficio: "Hacemos una labor social, pero no encontramos gente para trabajar"

En Saldaña, un municipio palentino de casi 3.000 habitantes, la panadería 'El Valle de Saldaña' representa mucho más que un negocio. Al frente se encuentra Isaac de Prado, la segunda generación que regenta esta empresa familiar, quien ha recogido el testigo de un proyecto que su padre y un socio iniciaron en 1976. Él y su socio tomaron las riendas en 1998, continuando una larga tradición panadera en el norte de la provincia.

Innovar sin perder la esencia

Desde que asumió la dirección, Isaac tuvo claro que era necesario modernizar el negocio. "Hicimos una serie de cambios, modernizar, hacer una serie de innovaciones", explica. Sin embargo, esta evolución, que incluyó la incorporación de nueva maquinaria y cámaras de fermentación, se ha hecho siempre con el objetivo de mantener la calidad del producto y las formulaciones tradicionales. De hecho, aunque ahora esté de moda, en su obrador la masa madre se ha utilizado "desde siempre".

Además de adaptarse a la demanda de nuevas variedades de pan, la panadería ha impulsado, junto a la asociación provincial, la marca de calidad Fabiola de Palencia. Se trata de un pan bregado muy conocido en la zona que ahora buscan potenciar como referente comercial para "que no se pierdan todas esas tradiciones y esa forma de hacer el pan que hemos tenido siempre", señala Isaac.

La crisis de un sector esencial

No encontramos gente para trabajar en este sector"

Isaac de Prado

Segunda generación en la Panificadora 'El Valle de Saldaña'

El sector de la panadería atraviesa, sin embargo, momentos complicados. Isaac de Prado, también presidente en funciones de la Asociación Provincial de panaderos en Palencia, apunta a varios frentes, como el aumento de los costes de transporte y personal. Pero el problema más grave es la falta de relevo generacional y de mano de obra: "No encontramos gente para trabajar en este sector".

La dureza del oficio, con turnos nocturnos, dificulta encontrar personal, incluso formado. Esta situación está llevando al cierre de panaderías que no encuentran trabajadores o cuyo negocio ya no es visto como una oportunidad por las nuevas generaciones, un problema acentuado en una provincia como Palencia, cada vez más despoblada.

El panadero como pilar social

Mucha gente mayor, con las únicas personas con las que habla muchos días es con el panadero"

Isaac de Prado

Segunda generación en la Panificadora 'El Valle de Saldaña'

La labor de 'El Valle de Saldaña' va más allá de lo puramente comercial. La empresa, que da trabajo a 12 personas, reparte pan a diario en más de 80 pueblos de la comarca, convirtiéndose en un servicio esencial. Isaac destaca que a menudo realizan una "labor social", ya que el panadero es un contacto diario vital para muchas personas mayores que viven solas.

"Mucha gente mayor, con las únicas personas con las que habla muchos días es con el panadero, porque va a diario y le cuenta sus penas, sus alegrías", afirma. Este vínculo de proximidad es fundamental en el entorno rural, donde los panaderos llegan a hacer recados o llevar paquetes, demostrando que su papel es insustituible en la cohesión de la España Vaciada.

Aunque de momento no tiene asegurado un relevo familiar, Isaac de Prado se muestra firme en su compromiso. "En principio, aquí estamos y seguiremos trabajando, cómo no", concluye con la determinación de mantener vivo un oficio que es sustento y compañía para miles de palentinos.