El Inolvidable Ricardo Costa ha sido presentado, hace muy pocas fechas, como nuevo entrenador del Sporting de Portugal. Atrás quedan momentos inolvidables con el habilidoso extremo luso que dio muchas tardes y noches de gloria al Ademar. Curiosamente, Ricardo coincidirá en el cuadro lisboeta con otro exademarista, Natán. Aunque, por distintas circunstancias, el paso del central fue muy breve y no pudo dar todo lo que llevaba dentro.

Costa lleva mucho tiempo formándose para tener una oportunidad como esta. Tiene muy buena relación con Manolo Cadenas y todo lo que forma parte del universo ademarista. Gran estudioso del balonmano, sigue todos los partidos del cuadro marista y es un enamorado de la ciudad de León. Dejó grandes amigos, como Jorge y Patricia, del Restaurante Luniega, donde comía con otros compañeros, prácticamente todos los días.

Actualmente tiene 46 años, mide 1,83 y llegó al Ademar en la temporada 2006. Nació en Oporto y estuvo en nuestras tierras durante cinco temporadas. Su trayectoria deportiva arrancó en su colegio (El Carvalhos). De ahí pasó al Boavista. Jugó en este equipo dos años para firmar posteriormente en el FC Porto. En el club de su ciudad natal acabó por formarse y defendió esta camiseta durante siete temporadas hasta llegar al Agua Santas. Otras dos temporadas y decidió fichar por la escuadra española del Algeciras. Ahí sólo estuvo una campaña. Inmediatamente dio el salto a un grande de la Asobal, como el Ademar.

Ricardo fue un fichaje de Manolo Cadenas. Vinó a sustituir a Roberto García Parrondo que había aceptado la oferta del Balonmano Valladolid. Su último partido fue frente al eterno enemigo, el Valladolid en Huerta del Rey. Se proclamó campeón de la impresionante Copa Asobal que se ganó en Barcelona con Jordi Ribera como entrenador en la temporada 2008-2009. Sus enfrentamientos con Rutenka eran tremendos. Durante la final de la Copa del Rey fueron descalificados los dos. Era la temporada 2008-2009.

Costa siempre fue un gran luchador y una extraordinaria persona. Ahora le ha llegado el momento de triunfar como entrenador.