La historia de Ibrahima Diouf, siete días en un cayuco por el Atlántico para cumplir su sueño: "Venía con mi hermana pequeña y por la noche yo no dormía"
Burgos celebra este domingo 28 el Jubileo de los Migrantes y los Misioneros y se prepara para la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado del próximo 5 de octubre

La historia de Ibrahima Diouf, siete días en un cayuco por el Atlántico para cumplir su sueño: "Venía con mi hermana pequeña y por la noche yo no dormía"
Castilla y León - Publicado el
3 min lectura
Siete días eternos en un cayuco, cruzando el Atlántico a la deriva, hasta alcanzar la costa canaria. Es el viaje que emprendió con apenas 16 años Ibrahima Diouf, un joven senegalés que dejó atrás su vida para intentar forjarse un futuro en España. Hoy, con 18, vive en la Casa de Acogida San Vicente de Paúl, en Burgos, donde comparte techo con otras siete personas migrantes.

La historia de Ibrahima Diouf, siete días en un cayuco por el Atlántico para cumplir su sueño: "Venía con mi hermana pequeña y por la noche yo no dormía"
Este joven burgalés recuerda cada momento que vivió en ese cayuco camino de España: "Duraba siete días en el mar, comiendo galletas y otros tipos de comidas. Yo venía con mi hermana pequeña y por la noche yo no dormía. Tenía que cuidarla porque había mucha gente en el cayuco", recuerda Ibrahima, que aún revive con angustia aquella travesía.
Por la noche no dormía. Tenía que cuidar a mi hermana porque había mucha gente en el cayuco"
Joven inmigrante senegalés que vive de acogida en Burgos
Su llegada a Burgos no fue casual. Un compañero migrante le contó que en la capital burgalesa le darían un buen acompañamiento. Aquí encontró a una hermana que le ayudó "para ir al colegio y arreglar los papeles poquito a poco", cuenta. Ahora estudia tercero de la ESO y sueña con formarse en panadería, hostelería o albañilería. “Quiero trabajar como panadero, o camarero, o en alguna fábrica como albañil”, asegura.
Sin embargo, su mayor obstáculo es el tiempo. Hasta cumplir dos años empadronado no podrá solicitar el permiso de residencia y trabajo. Una noticia que no esperaba recibir cuando se embarco en ese viaje por el Atlántico: “Pensé que cuando llegabas aquí. ibas a trabajar rápidamente, pero no es eso. Quiero que nos ayuden para facilitarnos, para que podamos trabajar y tener un buen futuro. Levantar el país, pagar impuestos y ayudar también a nuestra familia”, reivindica.
La Iglesia, en primera línea de la acogida
La historia de Ibrahima es solo un ejemplo del trabajo de acogida que realizan distintas instituciones eclesiales en Burgos. La Casa de Acogida San Vicente de Paúl, situada en la calle Saldaña, 1, ofrece alojamiento a ocho migrantes. Cáritas, por su parte, dispone de un centro con capacidad para 40 personas y, solo en 2024, atendió a 10.131 personas en la provincia.

La historia de Ibrahima Diouf, siete días en un cayuco por el Atlántico para cumplir su sueño: "Venía con mi hermana pequeña y por la noche yo no dormía"
“Aquí se alojan ahora ocho personas y todas son migrantes. Yo creo que todos estos pisos, Cáritas, Atalaya y la casa de acogida hacen una primera acogida y luego un acompañamiento para que tengan todo el proceso y puedan tener papeles, trabajo y puedan estar en la vida cotidiana como todo el mundo”, explica Hilda Vizarro, delegada diocesana de la Pastoral de Migraciones en la Archidiócesis de Burgos.
Ahora me falta solo la residencia para poder trabajar y seguir adelante"
Joven inmigrante senegalés que vive de acogida en Burgos
Los datos reflejan también el cambio social de las últimas décadas. En el año 2000 residían en Burgos 2.257 extranjeros. En 2025 la cifra supera ya los 39.000. En Castilla y León, el salto es de 18.381 personas en el 2000 a más de 200.000 en la actualidad.
Una semana para visibilizar la labor de acogida de la iglesia
Con este telón de fondo, la Iglesia en Burgos prepara la celebración de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, que este año, de manera excepcional, tendrá lugar el 5 de octubre. Los actos comenzarán el domingo 28 de septiembre con el Jubileo de los Migrantes y los Misioneros en la Catedral, presidido por el arzobispo, don Mario Iceta.
Además, habrá una vigilia de oración en Aranda de Duero, un cinefórum en el Círculo y un encuentro de naciones en Miranda de Ebro. “Tenemos que pensar que vienen personas, personas con muchos problemas, con muchas dificultades y con mucha esperanza también. Ese es el lema que nos acompaña este año y queremos tenerlo muy presente”, subraya Vizarro.
La semana se plantea como un espacio para celebrar la acogida, dar voz a las historias de quienes han llegado y poner en valor el trabajo que realiza la Iglesia en Burgos. Historias como la de Ibrahima, que encara la recta final de su proceso de regularización con la ilusión intacta por construir su nueva vida en Burgos.