Adiós agradecido a las Hijas de la Caridad en el Hogar Santa Teresa, tras 40 años de entrega a los más necesitados

El pasado viernes, la comunidad diocesana de Ávila rindió un emotivo homenaje de gratitud a Sor Manuela y Sor Nélida, religiosas Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, que culminan su misión tras cuarenta años de entrega en el actual Hogar Santa Teresa (anteriormente conocido como el albergue de transeúntes), puesto que su comunidad les llama a un nuevo destino. Una labor silenciosa, constante y profundamente evangélica, dedicada a acompañar a las personas más vulnerables de nuestra sociedad. Culmina así la presencia de las Hijas de la Caridad en este Hogar Santa Teresa, a cuya historia han estado ligadas indisolublemente desde sus inicios.

La celebración de la Eucaristía, presidida por el obispo de Ávila, Mons. Jesús Rico García, fue el centro de esta despedida tan significativa. Durante su homilía, el prelado, tomando como base las lecturas del día, recordó que “tener la mano abierta al otro es esencial para los que nos consideramos cristianos”, subrayando que “el mensaje sustancial del Evangelio es el amor”. Agradeció a las hermanas su testimonio de vida, destacando que “aunque quizá no salgáis en los medios, vuestra labor no es menos importante. Habéis ayudado a muchos, y por eso estamos profundamente agradecidos”.

Antes de concluir la misa, el delegado episcopal de Cáritas, D. Antonio Luis Nicolás, tomó la palabra para poner en valor la entrega de las hermanas, haciendo memoria del espíritu vicenciano que las ha guiado durante todos estos años: “Casi cuatro décadas de participación hermosa en un ministerio que la Iglesia nos había confiado”. Recordó también las palabras de San Vicente de Paúl: “Si Dios ama a los pobres, Dios ama a quienes aman a los pobres”, invitando a las hermanas a sentirse “amadas, bendecidas y profundamente queridas por Dios, por la Iglesia y por Cáritas Diocesana de Ávila”.

Las propias Sor Manuela y Sor Nélida compartieron emocionadas algunos recuerdos de su paso por la casa, que para ellas ha sido “un verdadero hogar, una familia”. Relataron con gratitud cómo muchos de los acogidos lograron rehacer sus vidas, encontrar empleo y salir adelante. “Nos gusta mucho el cambio de nombre: de albergue a Hogar Santa Teresa. Porque eso es para nosotras: un hogar”, afirmaron.

Numerosos trabajadores y voluntarios de Cáritas, así como familias que han recibido su ayuda a lo largo de los años, quisieron acompañarlas en este día tan especial. También estuvo presente el alcalde de Ávila y la concejala de Servicios Sociales, con quienes colaboran asiduamente. Y, por supuesto, una representación de las Hijas de la Caridad, entre ellas la Visitadora Provincial, Sor Concepción, quien, visiblemente emocionada, quiso dar gracias a Dios “por esta historia compartida, por este tiempo de servicio. Las he visto con mucha dedicación y mucho amor. Hemos tenido la oportunidad de ser madres, hermanas y amigas de los pobres, y por eso estamos agradecidas, también a la diócesis de Ávila, por encomendarnos en su día este servicio tan nuestro”.

Con esta despedida, la Diócesis de Ávila agradece al Señor el don de estas mujeres consagradas, testigos del amor de Cristo en las periferias, y ruega para que su legado continúe inspirando nuevas formas de entrega al servicio de los más necesitados.