El testimonio de una misionera en Camerún: "Ir a por agua puede terminar en una agresión sexual para una niña"
La Hermana Victoria Braqueahais, recién llegada de Camerún, nos cuenta cómo invierte Manos Unidas nuestras donaciones

Hermana Victoria en Camerún
Toledo - Publicado el - Actualizado
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Tras 13 años de misionera en la República Democrática del Congo y otros 3 años en Camerún la hermana Victoria, de la congregación Pureza de María, ha tenido que volver a España para atender a sus padres, pero en cuanto pueda volverá para hacer realidad los sueños de las personas más desfavorecidas, sueños que pasan por tener agua, comida y educación.
En “Herrera en Cope Toledo” nos ha contado cómo transforman las donaciones que realizamos desde España a través de Manos Unidas en oportunidades y sonrisas para los niños “Yo cuando llegué al Congo en 2009, nueve de cada diez niñas no habían ido nunca a la escuela primaria, no sabían leer ni escribir. Es un país donde hay mucho machismo y normalmente sólo van los chicos a la escuela, las niñas se quedan acarreando el agua durante 3 o 4 kilómetros con bidones de 20 litros en la cabeza”.
Hasta que se pudo hacer realidad el proyecto de Manos Unidas de crear una escuela primaria y otra secundaria “trece años después hay mas de 1.000 niños estudiando y tenemos profesoras que están dando ahora clase y que han salido de nuestros colegios. También tenemos a otra joven que gracias a la beca de una familia española está estudiando medicina y su sueño es trabajar en el hospital local que atiende a una población de más de 150.000 personas, también apoyado por Manos Unidas”.

Josep Calumbu es el menor de siete hermanos de una familia muy pobre “y gracias a este proyecto educativo y las becas está en el último año del master y trabajando con la empresa más importante de telecomunicaciones del país y tiene claro que con su primer salario va a ayudar a otros niños para que sigan su mismo camino”.
Otro de los proyectos más importantes que esta ONG ha llevado a cabo en el Congo ha sido posibilitar que haya agua potable y con este gesto se ha evitado muchas enfermedades e incluso que las niñas no sean víctimas de agresiones sexuales “cuando las niñas iban lejos a por agua por la noche o a primera hora de la mañana había muchos peligros de agresiones”.
Un proyecto donde se han integrado pigmeos y bantúes
Su última misión ha sido en mitad de la selva en Camerún conviviendo con los pigmeos y los bantúes “ahí tenemos un proyecto educativo donde estudian 133 niños y niñas” se trata de un proyecto educativo único “porque permite la integración de distintas tribus de estos pequeños muchas veces marginados, sin padres, o víctimas de violencia de género”. En el mundo sólo existen unos 2.000 pigmeos Bagyelis y les permite tener un futuro.

Inevitable comparar dos mundos y realidades tan diferentes, la que se vive en África y la que vivimos en España “creo que podemos vivir más felices si fuéramos más agradecidos, tener agua, luz, una casa, poder ir al colegio, poder comer e incluso la posibilidad de curarnos. Yo he visto a un niño morir a un niño de un tumor porque no había ningún tratamiento, el año pasado se murió una niña en la escuela porque tenía un problema de corazón y estoy segura que aquí se habría curado”.
En África lo más importante son las personas “como me dijo un profesor que se le había caído la casa por las lluvias cuando le pregunté que por qué estaba feliz ante esta situación y él me contestó, sin comprender nada, que estaba feliz porque estaban vivos”.

La Hermana Victoria, aunque feliz de cuidar a sus padres mayores, volverá este verano acompañando durante dos meses a jóvenes universitarios “tenemos un programa de voluntariado y van a vivir una experiencia muy bonita haciendo un trabajo social en el poblado y después dos semanas de colonias con niños. Estoy segura que les va a cambiar la vida porque verán que otro mundo es posible y que hay muchas maneras de vivir".