En libertad con cargos el actor porno Nacho Vidal por la muerte de un fotógrafo toledano
La víctima es el prestigioso fotógrafo toledano afincado en València José Luis Abad que fue sometido a un ritual chamánico

Nacho Vidal
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El actor de cine porno Nacho Vidal y los otros dos detenidos por un supuesto delito de homicidio imprudente han quedado en libertad provisional tras haber comparecido en el Juzgado de Instrucción número 2 de Xàtiva (Valencia), según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana.
La víctima del caso por el que Nacho Vidal y otras dos personas fueron detenidas es el fotógrafo de moda de Toledo, José Luis Abad Rubio.
Así lo han indicado a Efe fuentes próximas a la investigación de un caso por el que fueron arrestadas tres personas, que han quedado en libertad provisional tras haber comparecido en el Juzgado de Instrucción número 2 de Xàtiva (Valencia), según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana.
Dicho juzgado recibió el pasado viernes a los tres detenidos, dos varones y un mujer, de edades comprendidas entre los 37 y 50 años y de nacionalidad española y decretó para ellos la libertad provisional, de modo que todos ellos han quedado investigados en una causa abierta por un delito de homicidio por imprudencia ocurrido en julio de 2019 en la localidad valenciana de Enguera al ofrecer veneno de sapo a una persona que murió durante un ritual.
Ignacio Jordà González, más conocido por su nombre artístico Nacho Vidal (Mataró, Barcelona, 1973) tiene una vivienda en esta localidad valenciana, donde pasó su infancia con su familia.
La denominada operación "Yurta" se inició tras el fallecimiento de una persona durante la celebración de un ritual místico basado en la inhalación de los vapores del veneno de un sapo de la especie 'bufo alvarius'.
Después de once meses de investigación se ha podido constatar la existencia de un delito de homicidio por imprudencia y un delito contra la salud pública, supuestamente cometido por quienes organizaron y dirigieron el ritual.
También se ha podido demostrar que se trataba de una actividad con fines terapéuticos o medicinales que en sí misma suponía un serio riesgo para la salud pública, con la que además se enmascaraba un ritual ancestral aparentemente inofensivo.
Con este reclamo se captaba personas fuertemente sugestionadas, en un estado de vulnerabilidad o necesidad de sanar determinadas dolencias o adicciones, para lo cual se ofrecían métodos alternativos a la medicina.