Actitud, aptitud y escaso público en la corrida de Asprona
Triunfo de Fernando Adrián con tres orejas. Ureña y Molina lograron una

Corrida Asprona 2025
Albacete - Publicado el
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Por Lorenzo del Rey - COPE Albacete
La LIII edición de la corrida de Asprona conjugaba varios elementos que invitaban al optimismo a la hora de cosechar una buena entrada en taquilla. Un cartel con interés, una mayor promoción por parte de la asociación al ofertar packs de entradas y descuentos, varias acciones de Ureña y Molina en pro del benéfico fin, un decidido apoyo institucional local junto a la acertada decisión de incluir este festejo dentro del amplio abanico de actividades de la Feria de Expovicamán, sumando un acertado cambio de fecha a mayo para evitar los calores de junio, son razones para lograr una nutrida presencia de aficionados en el tendido. Pero, por desgracia, esto no sucedió.
Entre la amenaza de lluvia que se hizo realidad apenas media hora antes de empezar y que sólo la colocación de la lona tras las vaquillas matutinas evitó una posible suspensión, que Expovicamán con la entrada a un euro restó público más que aportó, parece que la afición albacetense ha abandonado a su suerte a este festejo porque lograr un tercio raspado de aforo es una mala noticia, y es mejor decirlo así que no ir poniendo paños calientes.
Pero no todo fue malo, ni mucho menos. La terna mostró que tiene actitud y aptitud. Cada uno a su estilo pero todos reafirmaron un gran compromiso en la tarde del sábado 10 de mayo. Ante una corrida justa de todo de Montalvo -presencia y juego- Fernando Adrián con tres orejas, y Paco Ureña junto a Molina, que lograron un trofeo cada uno y que los desatinos con los aceros impidieron la obtención de alguno más, pusieron ganas, coraje y ansia de triunfo. Que aunque esto es como al soldado con el valor, que se le presupone, también es justo y necesario plasmarlo aquí.
Ante una corrida justa de todo, Fernando Adrián fue el triunfador
Que este festejo no sea la excusa para cerrar la persiana de la que siempre fue la Corrida de España si no como un festejo de transición y aprendizaje para seguir luchando para que se siga organizando. Roma no se hizo en un día y recuperar el esplendor de Asprona tampoco se hará en una sola tarde. Ánimo y valor y al toro.
Porque Ureña abrió la tarde meciendo el capote con soltura ante un toro que flojeó de inicio. Nada que destacar en varas y entre los fallos con los palos, junto a un evidente blandeo, el segundo tercio sólo mejoró en el último par. Ya con la muleta, Paco brindó al público y comenzó la faena bien plantado por estatuarios para abrochar un remate y proseguir con dos series con la diestra con ligazón que provocaron que arrancase la música. Luego, Paco planteó una faena con mando, sobre todo por la diestra, para continuar después al natural lidiando con una embestida algo informal por ese pitón. Tras la porfía final, el fallo con la espada desbarató las opciones de lograr algún trofeo bien ganado ante una noble condición del animal y cierta movilidad hasta que se quedó sin gasolina.
El cuarto, sin fijeza de inicio, estuvo más pendiente de las tablas que del capote, hasta que perdió las manos y se partió un pitón al golpearse contra el albero, mostrando el presidente Coy el pañuelo verde. Salió el sobrero como cuarto (bis) y tampoco se empleó en capote ni peto. Feo de hechuras y feo de comportamiento. Paco procuró proponer pero el toro se movía geniudo y cada vez acortando más el viaje. El lorquino pero afincado en Albacete nunca tiró la toalla y logró algunas series a base de coraje y corazón, con alguna colada incluida. Tras un final muy torero con pases mirando al tendido, dejó una estocada muy habilidosa que quedó algo caída, tardando el toro en caer y dando un golpe de descabello. Se pidió y concedió una oreja como justo trofeo a una tarde de oficio.
Fernando Adrián tuvo al segundo de la tarde que pasó sin pena ni gloria en el recibo de capote y estuvo lejos de cumplir en el peto. Se dolió en banderillas y aunque se arrancaba con prontitud, salía con la cara alta tras ser pareado. Fernando brindó al respetable y procuró domeñar al rebrincado "montalvo", que sólo le permitió lucirse en contadas ocasiones a base de ponerlo todo el diestro. Se justificó, que no fue poca cosa. La estocada quedó caída y se concedió una oreja.
El quinto tampoco se recogió en el capote de Adrián pese al animoso recibo. Empujó en el peto -el que estuvo más cerca de cumplir de toda la tarde- aunque blandeó al salir de la suerte. Tras las banderillas, que se pusieron correctamente, y el brindis al palco de Asprona , Fernando se fue al centro del ruedo de rodillas para evidenciar que quería lograr la puerta grande. Volvió a ponerse de rodillas y lo llevó más toreado y lucido en esta ocasión. Ya en pie, coincidiendo con el sonar de la banda, las series al natural tuvieron más forma que fondo ya que la condición no rebosaba de transmisión, ni mucho menos. Sosería y falta de pujanza ante la que el torero sólo pudo plantear una labor de cercanía e ir rebañando pases por aquí y por allá. Se tiró a por todas y dejó una estocada fulminante que le valieron dos orejas. Con una hubiera bastado, sin duda.
Molina tuvo un tercero del festejo que hizo arranque de caballo andaluz y parada de burro manchego porque empezó con mucho ímpetu pero luego se diluyó esa pujanza en un predispuesto capote de José Fernando y dejó un combate nulo por incomparecencia del astado en la pelea con el caballo, haciendo después el albacetense un vistoso quite previo a unas banderillas rápidas y efectivas. Molina brindó al palco de los usuarios de Asprona y se fue al centro del ruedo muy eléctrico presentando credenciales. Intentó poner la calma al natural aunque sólo pudo en la modalidad unipase ya que se quedaba cada vez más corto. Mejoraron las prestaciones con la diestra inicialmente para volver a evidenciar una aplomada condición. Faltó casta, en resumen. Tras pinchazo y más de media que terminó escupiendo, sumando los descabellos, se pidió muy tímidamente un trofeo que hizo bien la presidencia en no atender. Lástima del esfuerzo perdido por parte de Molina.
En el último de la tarde, con susto en los inicios de capa, por suerte sin consecuencias para el diestro, José Fernando vio como este sexto hizo sonar el estribo y empujó con un pitón y con la cara alta. Volvió a apretar a los banderilleros y terminó todos los finales de pases saliendo con el derrote mirando al cielo. Molina no se arrugó y a base de pundonor lo metió en la muleta y le extrajo series por bajo de buena factura. Luego, bajó la rotundidad del trasteo a medida que se apagó el fuelle del de Montalvo aunque no el compromiso de Molina. Tras pinchazo y estocada delantera, además de un golpe de descabello, se le concedió una oreja. Bien la terna que dejó patente que hay vida más allá de varios carteles repetitivos donde ya está todo el pescado vendido. Así sea.