La cueva de la Garma, una de las diez cuevas de Cantabria consideradas patrimonio mundial de la humanidad, no deja de sorprender y si en mayo se localizaban varias huellas de niños, cuatro meses más tarde se han desvelado nuevos rastros de actividad humana de la época Magdaleniense, hace unos 16.500 años. Concrétamente se trata de pisadas de adultos, el grabado de un caballo en el suelo y pinturas de puntos no figurativas de color rojo.

Pero no solo los humanos entraron a las dos galerías situadas en el interior de la cueva, ubicadas en un lugar poco visible y de difícil acceso, sino que también se han encontrado el esqueleto y la huella de un oso de las cavernas, que según los expertos pudo introducirse en la cueva miles de años antes, cuando el acceso desde el exterior aún era posible.

Se trata de nuevos descubrimientos de arte rupestre que consolidan a la Garma como una de las cavidades prehistóricas más importantes para el conocimiento del comportamiento de las comunidades del paleolítico.

Por otro lado, en la zona de La Garma donde continúan las excavaciones de las ocupaciones del Paleolítico Inferior, datadas en unos 400.00 años de antigüedad, se han descubierto tres fragmentos de hueso de extremidades de elefante, restos de una mandíbula de rinoceronte y un hendedor y lascas de ofita.