Retrasos inasumibles en rehabilitación en Tenerife: 18 meses para tener cita con el médico
Los expertos alertan de que estos retrasos pueden ocasionar daños irreparables en los pacientes

Tenerife - Publicado el
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El acceso a rehabilitación en la sanidad pública de Canarias se ha convertido en una carrera de fondo sin una meta clara. Los tiempos de espera se alargan y, por lo tanto, las consecuencias para los pacientes son devastadoras. Lo que debería ser un derecho básico de recuperación tras una operación, una lesión o una patología incapacitante, se está convirtiendo en una lotería. Quien no puede pagarlo de su bolsillo, muchas veces, simplemente no se rehabilita.
Nieves, vecina del barrio de San Benito, en Tenerife, lo vive de cerca. Su marido lleva año y medio esperando una cita médica que es solo el primer paso para acceder al tratamiento que necesita. “Pedimos la cita hace 18 meses y todavía no hemos tenido respuesta. Primero lo tiene que ver el médico rehabilitador, y a partir de ahí es cuando comienza la rehabilitación. O sea que imagínate cuándo podrá empezarla”, explica con impotencia.
Ella misma reconoce que el sistema ha quedado reservado solo para quienes tienen recursos: “El que se pueda permitir un rehabilitador en la privada, adelante. Pero el que no, lo tiene complicado". Esto es una cadena, para poder pedir la rehabilitación, antes necesitas una resonancia, después una cita con el médico y ahí empieza el proceso. Todo va tan lento que termina por convertirse en una pesadilla.
Consecuencias irreversibles
La espera no solo es una cuestión de tiempo, es una cuestión de salud. Vanesa Eugenio, presidenta del Colegio de Fisioterapeutas de Canarias, advierte sobre los efectos de estos retrasos prolongados: “Una espera muy larga, dependiendo de la patología, puede provocar que se cronifiquen los síntomas o que el paciente desarrolle secuelas permanentes. En algunos casos, si el dolor persiste, puede alterar funciones cerebrales, y hablamos ya de consecuencias que afectan seriamente la calidad de vida”.

Una sesión de rehabilitación
Uno de los efectos más graves es la aparición de kinesiofobia, un trastorno que consiste en el miedo por el dolor al mover la parte afectada. “Esto hace que la persona evite usar esa parte del cuerpo, con lo que la articulación puede atrofiarse. A largo plazo, el daño es mucho mayor”, añade Eugenio. Además, muchas personas pueden acabar en situación de incapacidad laboral permanente, simplemente por no haber recibido tratamiento a tiempo.
Una espera muy larga, dependiendo de la patología, puede provocar que se cronifiquen los síntomas"
Desde el Colegio de Fisioterapeutas llevan tiempo pidiendo el refuerzo urgente de las plantillas en la sanidad pública. “La población está envejeciendo, las necesidades crecen, pero los recursos no. Hemos solicitado duplicar la plantilla de fisioterapeutas en los centros de salud, pero seguimos sin respuesta. No se puede mantener un sistema así”, afirma.
El caso de Remedios: 16 meses para rehabilitarse tras dos operaciones de cadera
Otro de los casos es el de Remedios, una ciudadana de Los Silos, que relató su historia recientemente en COPE Canarias. Su caso resume la crudeza de la situación. “Me operaron en enero de 2024 por una fractura de cadera y me colocaron una prótesis. Pero la operación no salió bien, así que tuvieron que volver a intervenirme unas semanas después”, explicó.
A partir de ahí, su vida se convirtió en una larga espera. Lo que debería haber sido una rehabilitación inmediata se retrasó hasta abril de 2025, es decir, 16 meses después de la operación inicial. “Cuando finalmente me llamaron para empezar, ya era tarde. Estoy coja, y los médicos me han dicho que probablemente estas secuelas me acompañen toda la vida”, dijo con tristeza.
El caso de Remedios es uno de tantos, pero refleja un problema estructural. En muchos centros hospitalarios, como el Hospital Universitario de Canarias, las listas de espera para ver al médico rehabilitador son tan largas como las de la propia rehabilitación física, lo que convierte el acceso a la recuperación en una odisea.
Una sanidad desigual
Ante esta situación, cada vez más personas se ven obligadas a recurrir al sector privado. Pero no todos pueden. Según datos del propio Colegio de Fisioterapeutas, muchos pacientes abandonan su proceso de recuperación por no poder afrontar los costes de una rehabilitación privada, lo que supone una doble penalización. Se ven abandonados por el sistema público y no tienen medios para alternativas.
“Es una sanidad desigual. Si tienes dinero, te rehabilitas en semanas. Si no, te resignas a vivir con dolor y a que tu cuerpo no se recupere como debería”, lamenta Nieves.
La situación en Canarias evidencia un problema estructural que exige soluciones inmediatas: aumentar la plantilla de fisioterapeutas, mejorar los tiempos de derivación médica, y garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a una rehabilitación digna y oportuna, sin importar su nivel económico.