Cada vez que en Canarias se produce un incendio forestal de cierta magnitud aparecen numerosos comentarios en las redes sociales exigiendo el establecimiento de una base permanente de hidroaviones en las islas y criticando el tiempo que tardan estas arenonaves en llegar desde la Península.

Sin embargo, los expertos en extinción de incendios recalcan una y otra vez que la efectividad de los hidroaviones en el archipiélago no es, ni mucho menos, la misma que en el resto de España, optando en su lugar por el uso de helicópteros para apagar el fuego.

El jefe del Servicio Técnico de Gestión Ambiental del Cabildo de Tenerife, Buenaventura Machado, explica que la orografía de las islas complica el trabajo de los hidroaviones. "Necesitan hacer secuencias de descarga de agua bastante rápidas. No puede pasar más de una hora porque el fuego muchas veces va a velocidades muy grandes, por lo que también se necesitaría trabajar con unidades", señala en los micrófonos de COPE Canarias.

Otro aspecto de la orografía que también juega en contra de los hidroaviones es la dificultad para acercarse demasiado a las llamas, algo elemental para acabar con el fuego. "El helicóptero permite acercarse mejor", precisa Machado. Añade, además, que "casi nunca puedes coger agua de mar por el oelaje" y en las islas se carece de lagos o pantanos. 

"Todo esto no quiere decir que, en determinadas circunstancias, los hidroaviones no sean efectivos, pero obviamente a nosotros nos parecen más eficaces los helicópteros", aclara.

EL MITO DEL AGUA SALADA

Otro comentario que suele escucharse con frecuencia durante los incendios forestales es la supuesta afección del agua de mar al terreno. Para Buenaventura Machado, "las descargas de agua no son un problema porque la cantidad es mínima en comparación con la magnitud del siniestro". "Habría que descargar muchísimas toneladas de agua en un mismo punto para que se produjese un problema de salinización", explica, además de añadir que las cenizas producidas por la combustión también generan sales.