La situación crítica por la que pasa los inspectores de Salud Pública apenas ha cambiado en un año. A pesar de la pandemia, donde se ha reconocido una vez más el valor de este desconocido cuerpo, la Administración según denuncian, no les dota de los medios materiales ni personal. Por los micrófonos de COPE Canarias, Jafet Nonato, presidente de la Asociación de Inspectores de Salud Pública de Canarias, quien ha relatado como se han visto obligados a compartir “ocho ordenadores entre 40 personas”.

La plantilla de inspectores de Salud Pública, organismo dependiente de la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, no supera los 125 profesionales, que deben de operar en las ocho islas.

Por otro lado, ya antes de la situación pandémica reivindicaron en estos mismos micrófonos como ante la ausencia de vehículos oficiales, tuvieron que verse obligados a usar las guaguas y el tranvía para llevar las muestras de un lado a otro. Sin embargo, en un gesto de responsabilidad, alegan que “con la incidencia del COVID, y durante el Estado de Alarma volvimos a poner sus coches particulares a disposición de la Administración”. Lamentan asimismo que aunque el consejero de Sanidad, Blas Trujillo, les prometió que se solucionaría la acuciante falta de medios, aún nada se ha hecho.

1.000 INSPECCIONES AL MES

Las responsabilidades de los inspectores de Salud Pública es enorme, y se ha visto acrecentada por la incidencia de la pandemia. Así además de la seguridad alimentaria, de las visitas a bares y restaurantes, así como el control de los mataderos, realizan inspecciones en centros comerciales y revisan que se mantengan las distancias en el interior de bares y restaurantes. Así según Nonato han llegado a realizar hasta 1.000 inspecciones en apenas un mes, cono solo 43 inspectores para toda la isla de Tenerife. En cuanto a la provincia de Las Palmas explica que cuentan con un número similar.

No obstante, el trabajo de estos profesionales va más allá puesto que en ocasiones y debido a que “están sobre el terreno”, han aportado sugerencias a la Consejería de Sanidad para introducir cambios que hagan más factible el cumplimiento de las medidas. Ponía como ejemplo, el porcentaje del aforo en los centros comerciales, donde a pesar de que se limite la afluencia de público, eso no garantiza que se mantenga la distancia interpersonal.