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La historia de un eurofan canario que viaja todos los años al Festival de Eurovisión: “Todos podemos llevar una diva valiente y poderosa dentro”.
Alberto lleva acudiendo ininterrumpidamente desde 2017 a la cita eurovisiva, en la que ha vivido “alguno de los momentos más emocionantes de mi vida”

Tenerife - Publicado el - Actualizado
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Llega el momento más esperado para miles de eurofans de toda Europa. Este martes arranca en Basilea (Suiza) el Festival de la Canción de Eurovisión, después de que el año pasado, el cantante helvético Nemo, se hiciera con el micrófono de cristal que le acreditaba como el ganador de un evento, que vive una segunda juventud.
Y es que mucho ha llovido desde aquellos primeros años en los que España, se elevó a los altares eurovisivos con el 'La la la' de Massiel, o el 'Vivo Cantando' de Salomé. Mucho ha llovido desde los lustrosos tiempos en los que Abba irrumpía en el escenario eurovisivo con su mítico 'Waterloo', o desde que cantantes canarios como Braulio o José Vélez lucieran pelazo y capacidad vocal. Eran los días en los que toda la familia se reunía en torno al televisor para ver un festival, que era la perfecta metáfora de la estética 'kitsch', con pantalones de campana y letras y compases tan machacones como el 'Save your kisses for me' de los británicos Brotherhood of a man.

Alberto con Salvador Sobral, ganador en Eurovisión 2017
menos mal que somos 'big five'
Pero claro, como todo evoluciona, y no siempre en positivo, esa estética setentera y esas canciones que marcaron el camino, dieron paso a un atrezzo y a un concepto musical que rayaba lo hortera. A pesar de irrupciones puntuales de cantantes que después serían estrellas mainstream como Celine Dión, ganadora en 1988, el Eurofestival entraba en un lento declive, que, por ejemplo, en Televisión Española le condenaba al UHF, la marginal segunda cadena.
Fueron años en que Eurovisión perdió protagonismo, y en los que España, por qué no decirlo, hizo sufrir a los eurofans, con representantes que, salvo alguna excepción, quedaban año tras otro en las últimas posiciones. Solo nos salvaba, nuestra condición de big five, que nos permite, a pesar de esos malos resultados, poder competir directamente en la final del sábado, sin tener que pasar por las semifinales previas.
todo cambia en el siglo xxi
Pero llegado el siglo XXI, todo empezó a cambiar. La irrupción de un público joven, que consumía el producto eurovisivo en otros formatos, gracias a las nuevas tecnologías, cambió el panorama radicalmente. El festival saltaba de las 2 de TVE, a los móviles y ordenadores de miles de usuarios. La competición comenzaba en Youtube desde meses antes, y los foros en Internet eran un hervidero. Cuando llegaba el Festival en la ciudad de turno, los fans conocían el dedillo las canciones, y comenzaba una peregrinación desde múltiples puntos de Europa, para disfrutar de una semana completa de fiesta. Y aquí, queridos amigos, comienza la historia de nuestro protagonista, testigo incansable de los 8 últimos festivales, un canario que vive intensamente cada año este evento.
alberto: el eurofan tinerfeño que no se pierde un festival
Tal y como ha explicado hoy en Herrera en COPE Tenerife, Alberto se quedó en 2017 en paro, y antes de incorporarse a otro trabajo, decidió cumplir uno de sus sueños. “Fue el año que ganó Salvador Sobral, en Kiev, y la verdad es que fue una experiencia fantástica, y fue, desde luego, mi momento más emocionante de todos estos años”.
"Todos podemos ser una diva valiente y poderosa"
Eurofan de Tenerife
A partir de ahí, Alberto cada año ajusta su calendario laboral y sus vacaciones a la celebración del Festival de Eurovisión, y para ello, planifica cuidadosamente su viaje a la ciudad organizadora con un año de antelación. En mayo de 2024, cuando el suizo Nemo se proclamó vencedor en la ciudad sueca de Malmöe, “comencé a ver hoteles en las ciudades más importantes de Suiza, como Zurich para la siguiente edición”, y este año, antes incluso de que se sepa el ganador de 2025, “estoy ya mirando qué hoteles hay en las ciudades de los países que son favoritos, que son Suecia, Austria y Francia”.

Alberto en Kyev
De esta manera, logra un importante un ahorro económico, aunque “hay algún año que he seguido la táctica contraria, que es esperar hasta el último momento, cuando algunos hoteles que no han vendido todas las plazas, optan por bajar precios”.
Emocionado, este eurofan tinerfeño confiesa que “la primera vez que te ves frente al escenario, te echas a llorar de la emoción”, y añade que las ciudades donde mejor lo ha pasado han sido “Liverpool, Kiev o Basilea”, frente a “Turín, porque los italianos lo viven de otra manera”. Además, lo compara con “vivir una Superbowl, o la final de la Champions de fútbol”, y sobre todo con “cualquier concierto de una superestrella de la canción como Coldplay o algo similar”
Eso sí, Alberto reconoce que “es verdad que este año Melody tiene pocas opciones”, ya que “en las apuestas está en el puesto 17”, aunque, “espero que a pesar de todo, haga un buen papel”. Y para concluir bromea con su pasión por Eurovisión: “Yo creo que cualquiera puede ser una diva, valiente y poderosa, lo importante es pasarlo bien”