La capilla del Obispado de Tenerife acogió este lunes por la tarde la clausura de la Semana de Oración por la unidad de los cristianos, una celebración que este año se ha tenido que realizar con un notablemente reducido por las restricciones sanitarias.

Durante la misa, el obispo nivariense, Bernardo Álvarez, insistió en la importancia y centralidad de la oración por la recuperación de la unidad perdida en la vida de cada cristiano. "Así, seguimos el deseo de Jesús, en la última cena: «Padre, que todos sean uno, para que el mundo crea»".

El acto estuvo organizado por la Delegación Diocesana de Ecumenismo, dirigida por Macario López, y la parte musical corrió a cargo del organista Rayco, que desarrolla su actividad cada domingo en los servicios religiosos de las comunidades anglicana y luterana de Puerto de la Cruz.

Al final de la celebración, el obispo repartió a cada uno de los asistentes las siete velas rojas que fueron colocadas sobre el altar, en representación de los siete dones del Espíritu Santo, como signo de su compromiso personal de orar por la unidad de los cristianos.