sociedad
El panda rojo: la extinción amenaza a uno de los animales más tiernos del planeta
Loro Parque participa en un programa de cría natural para conservar la especie
Canarias - Publicado el
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Parece un osito. Tiene cara de zorro. Y come como un Panda Gigante. Pero el Panda Rojo no tiene apenas nada que ver con ninguna de estas especies.
Sus semejanzas morfológicas mantuvieron durante años el debate científico que lo incluyó en el género en el que están englobados los mapaches, más tarde en el de los osos o en el de los Pandas Gigantes. Para ser más exactos, el Panda Rojo pertenece al género Ailurus. De hecho, es la única especie dentro de este género.
Conocer a estos hermosos animales, desde el punto de vista biológico, social y ecológico es imprescindible para trabajar en su conservación. Porque, ni la simpatía ni la belleza protegen de la amenaza de extinción a ninguna especie. En Loro Parque, una pareja de estos pequeños animales, habita en una reproducción de su ecosistema: un espacio arbolado y verde en el que han encontrado un espacio seguro en el que vivir.
De pelaje espeso y suave, con una poblada cola anillada y pulgares oponibles, el Panda Rojo ronda los 60 cm y pesa entre 3 y 6 kilos. Uno de sus rasgos más característicos, es el antifaz que luce en su cara y que varía de un ejemplar a otro. Sus rasgos parecen diseñados para mover a la ternura humana, con ojos redondos y un hocico húmedo como el de los perros. Sin embargo, son adaptaciones biológicas adaptadas a las características de su bioma.
Rafael Zamora, director científico de Loro Parque Fundación, habló en Herrera en Canarias con Roberto González de los extraordinarios que son estos animales que están "totalmente en peligro de extinción y sus números de ejemplares están cayendo de manera importante”, el científico declaró que se encuentran “indefensos” ante la caza ilegal y, sobre todo, el deterioro de su hábitat. Por ello los centros zoológicos acreditados hacen un esfuerzo por salvar la especie y mostrarla para darla a conocer y concienciar.
Expertos trepadores
Uno de los retos que pueden encontrar los visitantes de Loro Parque que desean conocer al Panda Rojo es tener la paciencia suficiente para poder contemplar a estos habitantes de los árboles. Pero el desafío vale la pena. En Loro Parque, la pareja alterna su tiempo entre su alimentación en el suelo, a donde también descienden a defecar, y su tiempo de aseo o descanso en el que permanecen entre las ramas, acostados relajadamente o lamiendo su pelaje a la manera de un gato, para mantenerlo limpio y brillante.