Un nuevo altercado en Telde eleva la tensión entre los vecinos y menores migrantes

Una violenta pelea entre dos grupos de jóvenes, uno de ellos formado por menores migrantes del centro de acogida de San Juan y otro por jóvenes locales, ha alterado la tranquilidad en el casco de Telde. El enfrentamiento, que comenzó en el parque Arnao y se extendió hasta las inmediaciones del centro, requirió la intervención de la Policía Nacional, que disolvió la riña sin efectuar detenciones.

Un "caldo de cultivo perfecto"

Carlos Carreño, vecino de la zona, ha expresado la creciente inquietud de los residentes. Aunque no lo califica como un problema general de convivencia, sí señala que ciertos comportamientos están generando choques con los vecinos. Según Carreño, el centro de menores ya acumulaba quejas por ruidos y peleas y la concentración de adolescentes en el parque de Arnao crea un escenario de riesgo.

Como usuario del Parque Arnao, me da respeto pasar por ahí en algunos momentos"

Carlos Carreño

Vecino de Telde

Este parque, que alberga la biblioteca municipal, es un espacio familiar. Carreño lamenta que se haya convertido en un lugar donde "no es normal" ver a adolescentes de 12, 13 o 14 años fumando a todas horas. "Como usuario del Parque de Arnao, confieso que me da respeto pasar por ahí en algunos momentos", asegura el vecino, reflejando el sentir de muchos residentes que perciben un ambiente poco agradable.

Más policía y políticas de integración

Los vecinos llevan mucho tiempo demandando mayor presencia policial. Carreño recuerda que las promesas de aumentar la vigilancia tras incidentes anteriores, como un crimen en 2024, "duraron 15 días". Esta falta de control, advierte, alimenta la tensión.

Estamos creando un caldo de cultivo perfecto para que esto se reproduzca con más asiduidad"

Carlos Carreño

Vecino de Telde

Para los afectados, el problema de fondo es la falta de políticas integradoras. "Estamos creando un caldo de cultivo perfecto para que esto se reproduzca con más asiduidad", insiste Carreño. Explica que los menores tienen derecho a salir del centro, pero al no tener actividades, se concentran en la calle sin nada que hacer, lo que "alimenta" los conflictos. Existe una gran preocupación sobre el futuro de estos jóvenes, que al cumplir 18 años podrían quedar en una situación de frustración y rencor.

San Juan, tradicionalmente un barrio "muy tranquilo", ha visto cómo la situación empeora por lo que los vecinos describen como masificación y desatención. La solución, según ellos, no pasa por criminalizar a los jóvenes, sino por una combinación de mayor vigilancia policial para disuadir conflictos y, sobre todo, por un seguimiento y programas de integración que canalicen la energía de los adolescentes y eviten que la tensión vuelva a estallar.