La llegada del técnico murciano a la isla redonda ha supuesto un paso de gigante para colocar el proyecto del CV Gran Canaria Urbaser en lo más alto del panorama del voleibol nacional femenino. Saurín ha demostrado que se puede dar galones a las jugadoras más jóvenes, ha sido capaz de gestionar una plantilla en la que salvo contadas excepciones no hay titulares ni suplentes, en el que la fuerza del grupo prevalece por encima de todas las cosas y en el que tampoco vale ganar de cualquier manera.

La apuesta de Juan Manuel Campos, Danny López y Armando Romano en Pascual Saurín ha sido todo un acierto que ha llevado a las olimpilocas a derribar todas sus barreras para cerrar la temporada pasada con su primer título de la Liga Iberdrola, además de lograr un subcampeonato en la Copa de la Reina, en el que el título se escapaba en la suerte del tiebreak, ante un Feel Volley Alcobendas con el que se vieron las caras en todas las finales.

El equipo mantenía el bloque del curso pasado y se reforzaba con la llegada de jugadoras top llamadas a reforzar al equipo de cara a la exigente temporada que se avecinaba, comenzando con el fichaje estrella de María Alejandra Álvarez del Burgo, la directora de orquesta que al mando del Alcobendas había conseguido arrebatarle la Copa de la Reina a las grancanarias la temporada anterior, siendo la MVP de la competición. Además de la gallega el equipo se reforzaba con la llegada de Natiele Gonçalves, Gaby Rocha y Marie France Garreau Dje, llamadas a apuntalar la posición de central y cubrir la marcha de Lisa Arbos.

El CV Gran Canaria Urbaser arrancaba el curso 21-22 igual que terminó la temporada pasada, ganando, esta vez la Supercopa ante un Feel Volley Alcobendas que volvía a llevar al extremo a las canarias en el CID, para ser supercampeonas por primera vez en su historia.