La zanahoria es una de las hortalizas más socorridas de nuestra gastronomía: un sofrito, una guarnición, una crema, una ensalada... ¡Y hasta un postre! Su potente color que alegra nuestros platos y su precio asequible la hace indispensable en nuestra cocina. Sin embargo, podemos tener temor de que, debido a su bajo precio, compremos demasiadas y se nos pueda estropear. No te preocupes, hay trucos muy sencillos que permiten conservar durante más tiempo las zanahorias.
Las zanahorias, en humedad
Las zanahorias se conservan mejor en un ambiente húmedo, algo que no sucede con otras hortalizas. Esa es la clave. La mejor forma de que duren más tiempo es meterlas en un recipiente con agua: corta el tallo de las zanahorias para evitar que las hojas absorban el agua. Si ves que empieza a ponerse turbia, cambia el agua (deberás hacerlo con relativa frecuencia). También es posible envolver las zanahorias en papel de cocina humedecido (controla que siga estando húmedo).
Otra opción: el congelador
También puedes congelar las zanahorias si no las vas a comer en crudo como hacemos con muchos otros alimentos. Sin embargo, es más costoso: debes pelar las zanahorias y trocearlas. Entonces, las blanqueas. Es decir, echas las rodajas de zanahorias en agua hirviendo. Cuando vuelva a hervir, las sacamos y cortamos la cocción con agua fría. Escúrrelas y guárdalas en bolsas para congelar.