La consejera de Educación, Lydia Espina, ha subrayado hoy que "la prevención es la única herramienta" de la que dispone la comunidad educativa para atajar las conductas suicidas y que los centros de enseñanza educativos -además de las familias- son el "lugar idóneo" para detectar indicios que aconsejen una intervención por parte de los equipos de salud.

Ha realizado estas manifestaciones con motivo de su participación en Oviedo en la presentación para la comunidad escolar de la guía Promoción del bienestar emocional, prevención, detección e intervención ante la conducta suicida para centros educativos. Los destinatarios de la presentación han sido las direcciones de los centros de enseñanza de la red pública y concertada, así como los orientadores y los coordinadores de bienestar a los que han dado a conocer el contenido de la guía.

Espina ha destacado la estrecha coordinación que ha existido entre las consejerías de Educación, Salud –que lidera el proyecto- y Derechos Sociales. Ha resaltado que en Asturias no se ha registrado ningún caso en los centros educativos, y que con la nueva ley –la LOMLOE- y los currículos derivados “se ha reforzado transversalmente la educación y el bienestar emocional”.

La guía ofrece pautas a los centros educativos para desarrollar herramientas de protección del alumnado, a través del desarrollo de habilidades sociales, la comunicación emocional, la asertividad o la implantación de una cultura de tolerancia cero frente al acoso y el maltrato.

Asimismo, informa de la disponibilidad de unas líneas de teléfono contra el acoso y el suicidio, la habilitación de espacios en los centros educativos para verbalizar las emociones o la promoción entre el alumnado de figuras como los orientadores o coordinadores de bienestar.

Una de las expertas que ha participado en la elaboración del documento ha sido Susana Al-Halabí, profesora de psicología en la Universidad de Oviedo: "Los problemas de salud mental han incrementado mucho en los jóvenes y eso incrementa las dificultades. Esos problemas están anclados a contextos biográficos y a dificultades sociales o escolares de los jóvenes. La conducta suicida puede crecer en la medida que nos informa de situaciones de sufrimiento de los adolescentes". En la guía aparecen indicios para detectar este tipo de conductas y cómo actuar: "Cambios llamativos en la higiene, empezar a consumir drogas, bajar el rendimiento, situaciones de acoso... Las personas que expresan ese tipo de ideas sufren y necesitan ayuda. Es necesario que los adultos ofrezcamos un espacio y hablemos con ellos y les acompañemos a buscar ayuda profesional".