La agresividad al volante puede influir en las relaciones de pareja, según un estudio universitario
El trabajo aboga por trabajar emocionalmente la violencia en el coche para que no repercuta en casa

Sergio Castaño sobre la relación entre la agresividad al volante y en casa
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Una investigación liderada por la Universidad de Oviedo y la Universidad Europea del Atlántico refleja que la agresividad de las personas se manifiesta de forma diferente cuando se conduce un vehículo o en sus relaciones íntimas y, aunque existe una convergencia entre ambas maneras de mostrarse, no son exactamente iguales.
El estudio, publicado en la revista Traffic Psychology and Behaviour y realizado por los investigadores David Herrero Fernández, de la Universidad Europea del Atlántico y Sergio Castaño Castaño, de la Universidad de Oviedo, analizó el comportamiento agresivo en esos dos contextos a partir de una muestra de 275 personas que tenían licencia de conducir y convivían con una pareja.
Los encuestados completaron cuestionarios que evaluaban su comportamiento agresivo tanto en la carretera como en sus relaciones personales utilizando una técnica matemática llamada modelo de ecuaciones estructurales para analizar los datos.
Los resultados constataron que no se ajustaban a una única categoría de agresividad sino que se dividían en dos grupos distintos, pero relacionados.
“Es como si nuestra agresividad tuviera dos caras: una para cuando estamos al volante y otra para nuestras relaciones íntimas", afirma Castaño, que incide además en que el estudio sugiere que el comportamiento agresivo no es necesariamente un rasgo de personalidad general entendido como una característica constante que una persona muestre en todas las situaciones.
Así, advierte, la propensión a actuar de esa manera puede ser más dependiente del contexto o de la situación en la que se encuentra la persona en un momento dado, "algo para la comprensión de la agresión y potencialmente útil para desarrollar intervenciones para reducir ese comportamiento".
"Este descubrimiento respalda la idea de que nuestro comportamiento agresivo puede cambiar dependiendo de la situación, demostrando que no somos igual de agresivos en todos los aspectos de nuestra vida. Una razón más para ser conscientes de cómo nuestras acciones pueden variar según el contexto", añade el profesor de Psicología en la universidad asturiana.
A la vista de los resultados, los investigadores abogan además por llevar a cabo intervenciones de entrenamiento emocional con los conductores que presentan comportamientos agresivos para evitar que repercutan estas conductas en sus relaciones de pareja.
Aunque los autores de la investigación admiten que se necesitan más estudios para verificar la replicabilidad de los hallazgos, especialmente en términos de diferencias de género y la inclusión de la agresión sexual, aspectos que no se abordaron en la actual, sí inciden en sus implicaciones prácticas dado que proporciona información para evaluar e intervenir para reducir la agresividad.
“Comprender cómo nuestras acciones en la carretera pueden influir en nuestras relaciones personales puede ayudarnos a fomentar entornos más seguros y pacíficos tanto dentro como fuera del automóvil", añade Castaño, que incide en que reflexionar sobre esa interconexción puede abrir nuevas perspectivas para la promoción de entornos más armoniosos en la vida cotidiana. EFE