El padre que secuestró a su bebé quería fabricar pruebas falsas contra la madre para quedarse con el niño
Hay cuatro detenidos. La Guardia Civil habla de un plan totalmente premeditado por parte de toda la familia. Contaban con un abogado que les aconsejaba cómo eludir la justicia

Marta López te da más detalles del caso del padre que secuestró a su bebé
Madrid - Publicado el - Actualizado
4 min lectura
El secuestro del bebé de 13 meses el pasado 14 de octubre en el Monasterio de Piedra “fue fruto de una planificación por parte de todo el entorno del padre del menor”. Así de tajante lo ha explicado el capitán Rojas, jefe de la Unidad orgánica de la Policía Judicial de Zaragoza.
Hay cuatro personas detenidas, todos ellos acusados de pertenencia a grupo criminal y de sustracción parental de menor de edad. El padre y el abuelo, que arrebataron con violencia al bebé de los brazos de su madre, se encuentran en prisión provisional en la cárcel de Zuera, acusados además de un delito grave de lesiones y, en el caso del padre, de otro violencia de género. La abuela paterna y un amigo de la familia se encuentran en libertad con cargos.
La investigación señala que el padre y ex pareja de la madre del niño, separados recientemente, se trasladó a Zaragoza con el abuelo paterno el martes 11 de octubre. Habían tenido conocimiento de que la mujer, que reside en Ibiza, iba a visitar el Monasterio de Piedra a través de las publicaciones de ella y su entorno en las redes sociales.
Allí sustrajeron al menor de forma violenta y huyeron del lugar en un vehículo propiedad del progenitor, hasta la localidad de Parla. Allí, se alojaron en el domicilio de un amigo de confianza, que les proporcionó no sólo la vivienda, sino también toda la infraestructura necesaria para tener una coartada que evitase su localización.
Facilitó incluso un vehículo y un garaje donde estacionar el turismo usado para eludir su localización. Con este vehículo pensaban “desplazarse para hacer todas las gestiones que tenían planificadas para blanquear el hecho de la sustracción del menor”, señala el Capitán Rojas.
Además, este amigo les dio un teléfono móvil “ajeno al entorno familiar con el que poder establecer las comunicaciones” con otros componentes de la familia para hacer de enlace, todo ello con la finalidad de ocultar al bebé e impedir su localización. Este amigo se encargaba, además, de comprar todo lo necesario para el cuidado del niño mientras el padre y el bebé permanecían ocultos “el tiempo necesario para elaborar una coartada que deslegitimara a la madre a la hora de obtener la custodia”.
Para ello, contaban con la colaboración de un abogado, con el que contactaba la abuela paterna, que era la encargada de proporcionar el apoyo económico para el cuidado del bebé. Este letrado, además de conocer las intenciones de la familia, les habría asesorado sobre cómo secuestrar al menor para que todo aparentase legalidad, así como la forma de eludir la justicia. De hecho, cuando la familia le informó de que que sería conveniente llevar al bebé al médico, llegó a aconsejarles que no lo hicieran para no ocasionar problemas al padre.
“Falseaban, intentaban buscar un pediatra que hiciera un informe que dijera que el niño estaba mal cuidado por parte de la madre”, señala Rojas, quien alerta, además de la intención de la familia de editar y manipular el vídeo del secuestro para que pareciera que la madre del menor “había montado un espectáculo tras haberse arrepentido de dejar al niño con su padre”. Del montaje de esas imágenes se iba a encargar el hermano del padre del bebé, quien también les asesoraba de los movimientos a seguir para no ser detectados.
La información sobre el abogado y el hermano del padre se encuentra en posesión del juzgado de Ibiza que instruye el caso y que será el que decida si les imputa algún delito.
VIOLENCIA VICARIA
La Guardia Civil trató desde el principio el secuestro como un caso de violencia vicaria, una forma de violencia de género en la que se trata de infligir a la mujer el mayor de los daños posibles a través de los hijos. Se trabajó contrarreloj, porque existía la posibilidad “de que los autores pusieran tierra de por medio” y también, la hipótesis más peligrosa, “que el menor sufriera algún tipo de violencia”, según ha explicado el coronel José Antonio Mingorance, jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Zaragoza.
De hecho, el secuestro se produjo tras un violento forcejeo, durante el cual de produjo una agresión a la mujer, que está embarazada de seis meses y quien sufrió lesiones y un cuadro de ansiedad. La madre ya alertó a la Guardia Civil de que al bebé podrían haberle roto el brazo y, de hecho, aunque se encontraba “en buen estado” cuando se le rescató, apenas 24 horas después del secuestro, “sí presentaba erosiones en cabeza, abdomen y fémur y un hematoma importante en el brazo izquierdo, compatibles con lo que había relatado la madre”, señala el capitán Rojas.