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Las forenses concluyen que el parricida de La Almozara sabía lo que hacía

Descartan que sufriera un trastorno mental transitorio y que actuara bajo el síndrome de abstinencia. La autopsia realizada al padre apunta a que hubo ensañamiento

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Héctor López, acusado de asesinar a su padre y tratar de matar también a su madre el 28 de junio de 2021.COPE

MARTA LÓPEZZARAGOZA

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 15:26

Las forenses del IMLA (Instituto de Medicina Legal de Aragón) que valoraron a Héctor López, acusado de asesinar a su padre y tratar de matar también a su madre el 28 de junio de 2021 concluyen que sabía lo que hacía y que es perfectamente imputable, al contrario de lo que sostiene su defensa. Así se ha puesto de manifiesto en la tercera sesión del juicio, que se celebra en la Audiencia Provincial de Zaragoza.

En su informe, señalan que padece un trastorno de personalidad paranoide crónico, con unos rasgos de personalidad desadaptativos, es decir, que no se adaptan a la norma. “Tiene una sensibilidad extrema a los reveses, tiende a distorsionar sus experiencias personales y culpar a terceros de todo lo que le pasa”, ha explicado la forense María Pilar del Ruste.

Por su trastorno, “contiene mucho la ira” y sospecha permanentemente de los actos delos demás. “Si alguien se ríe por la calle, él piensa que se ríen de él”, explica esta experta, por lo que “tiende al aislamiento social”. Pero todo ello no significa que no sea consciente de sus actos. Las forenses consideran que sí es imputable porque mantiene sus capacidades cognitivas y volitivas, es decir, “su capacidad de entender lo que hace y de querer hacerlo no se ven mermadas por su trastorno”, apunta.

Las forenses descartan también otras tesis de la defensa, tanto la posibilidad de que actuase bajo un trastorno mental transitorio como que fuera víctima de una obcecación. Recuerdan, además, que el acusado hizo un relato “ordenado de los hechos” y asegura que no han detectado “ningún problema de memoria” que pudiera explicar los supuestos ‘lapsus’ que, según él, sufre del momento en el que mató a su padre y trató de matar a su madre.

Además, aseguran que aunque el acusado “consumía alcohol”, no tenía síndrome de abstinencia en el momento que sucedieron los hechos. “En ningún momento de la exploración clínica ni hospitalaria se ha podido valorar, incluso hay una analítica de tóxicos que da un resultado negativo”, detallan. Tampoco las psicólogas que lo han valorado consideran que tuviera una dependencia del alcohol.

Tampoco el doctor Civeira, psiquiatra que lo trata en la cárcel, considera que tuviera síndrome de abstinencia ni tampoco que en el momento de los hechos tuviera sus capacidades anuladas. Sin embargo, sí que apunta a que podría estar “delirante” y que, por su enfermedad, “no controla las consecuencias de sus actos”. Descarta, eso sí, que sufra alucinaciones.

MUERTE VIOLENTA Y CON ENSAÑAMIENTO

Las forenses del IMLA, Dolores Ramón e Isabel Moreno, han presentado el informe de la autopsia del cuerpo del padre, en el que se concluye que fue una muerte de naturaleza homicida, con gran violencia, no solo por el número de heridas que recibió la víctima (56), sino por la fuerza empleada en las lesiones. Algo que queda probado tanto por la profundidad de las heridas y porque incluso llegó a romper con la navaja una estructura ósea, a pesar de su dureza.

Las forenses aprecian que la víctima apenas tuvo opción de defenderse. “Hubo un ataque masivo y sorpresivo por la espalda, muy rápido, como demuestra que hay muchas heridas muy seguidas”, señala Ramón. Las heridas de defensa en las manos son escasas y ejercidas con poca fuerza, porque, en ese momento, “ya no estaba en condiciones de defenderse”.

Las forenses consideran que sí hubo ensañamiento, es decir, que el acusado causó un daño innecesario sobre su víctima. Una conclusión a la que llegan porque, aunque la agresión fue dirigida a zonas vitales, como el cuello o la zona torácica, la más letal fue con la que le seccionó la yugular “y esa fue de las últimas”. “Para causar la muerte, no son necesarias 56 puñaladas”, recalcan. Por otra parte, de las heridas de la madre se desprende que, tal y como la atacó, también estaría muerta si no se hubiera defendido.

Tanto ella como la otra hija, hermana del acusado, tienen secuelas psicológicas y psiquiátricas traumáticas. La madre, que sufre taquicardias cada vez que revive lo sucedido, ni siquiera ha podido volver a casa. “Veíamos clarísimamente que necesitaban asistencia psicológica urgente, esto no se puede superar sin medicación”, apuntan. Las forenses han explicado que ambas tienen “una doble carga”, ya que tratan de “libarse de su mal para ayudar a la otra”.

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