El Real Zaragoza se salva tras ganar al Depor (1-0) en la despedida de la vieja Romareda
Los de Gabi jugaron un partido muy flojo, pero un gol del visitante Patiño en propia puerta les dio la victoria. Los aficionados, grandes protagonistas en el adiós al estadio, cantaron al final "directiva dimisión". Francho Serrano pidió perdón por la nefasta temporada y anunció su renovación

Momento en el que el deportivista Patiño introduce el balón en su propia portería propiciando la victoria zaragocista
Zaragoza - Publicado el
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El Real Zaragoza logró por fin la salvación matemática y deja atrás demasiadas jornadas de sufrimiento al ganar (1-0) en La Romareda este domingo, en la despedida del viejo estadio, a un Deportivo de La Coruña que no se jugaba nada y venía con muchas bajas. Aun así, les costó un mundo a los de Gabi solventar el partido, pésimo de principio a fin.
Sólo un gol en propia meta de Patiño en una pugna con Dani Gómez tras un córner botado por Guti en el minuto 56 propició el agónico triunfo del conjunto aragonés. Con el oído puesto en las diferentes alternativas que se producían en el marcador en el Eldense - Racing, hubo momentos de preocupación cuando se ponían por delante los alicantinos y el Real Zaragoza, que aún no había marcado, no estaba salvado todavía.
En los últimos compases, un disparo al larguero de Yeremay, que jugó en el tramo final del partido y pudo ser el empate, heló la sangre de los aficionados, pero al final los tres puntos se quedaron en casa. Aunque con el empate (3-3) en Elda incluso las tablas hubieran servido en la despedida de La Romareda.
El partido de los zaragocistas fue flojísimo, como si fueran ajenos a lo que había en juego, o quizás a consecuencia de ello demasiado atenazados y agarrotados. Muy desacertados en definitiva, en una tarde en la que el protagonismo estuvo en las abarrotadas gradas (24.007 espectadores) que llevaron en volandas y sin dejar de animar a los suyos hasta el apurado y ajustado triunfo final.
Pero lo visto en el campo no es otra cosa que el fiel reflejo de una temporada lamentable, indigna y vergonzante. Por eso, tras la lógica explosión de júbilo (o más bien de alivio) que se produjo al finalizar el partido, los aficionados no tardaron ni treinta segundos en empezar a cantar “directiva dimisión”, a pesar de ser sabedores de que ni hay directiva ni va a dimitir nadie.
Aunque esta vez sí estuvo el presidente Jorge Mas, una de las escasas veces que ha venido de Estados Unidos, la multipropiedad internacional que controla la entidad en la distancia pero que deja huérfano a su equipo en el día a día, el vacío es más que evidente y ya es hora de que las cosas cambien radicalmente para frenar esta progresiva decadencia. No parece de recibo que habiendo potencial económico en los propietarios, el equipo, muy mal configurado, haya sudado tinta para no desaparecer del fútbol profesional.
Tras las emociones que conllevó la despedida de la vieja Romareda, adonde se volverá después de dos años de exilio en el modular, la realidad es que se va a jugar (y gracias) la decimotercera temporada consecutiva en Segunda, una auténtica indignidad a la que urge poner freno. Y eso sólo se conseguirá con un verdadero cambio estructural de arriba abajo.
Gabi seguirá como entrenador, pronto se anunciará un nuevo director deportivo (cargo vacante desde marzo) y el capitán-bandera de enganche del proyecto de futuro parece que también lo tienen claro: el aragonés Francho Serrano, que, acompañado por el “magnífico” Canario en el círculo central, tomó el micrófono al terminar el partido para pedir perdón por la nefasta temporada del equipo y anunciar por sorpresa su renovación (que será hasta 2030):

Francho Serrano tomó la palabra al acabar el partido para pedir perdón y anunciar su renovación
“Ha sido una temporada complicada. Queremos pediros disculpas a todos los zaragocistas. Sentimos no haber podido llevar el escudo como se merece. La afición no ha fallado. Esto debe ser el primer impulso al ascenso. Y quiero deciros que he renovado por el club de mi vida", comentó Francho.
Respecto al partido, a los dos minutos de juego, el colegiado se vio obligado a parar el juego por un problema de salud de una espectadora que tuvo que ser atendida por las asistencias. Tras tres minutos se reanudó el juego, lo que cortó el trepidante ritmo con el que habían comenzado.

Invasión de campo tras el encuentro en la despedida de La Romareda

Aficionados arrancando el césped
La primera acción de peligro llegó con una falta desde más de veinte metros que lanzó Tasende y se marchó fuera muy cerca de la escuadra.
Conscientes de lo que había en juego, los locales salieron al principio con mucha más intensidad ante un rival que en los primeros minutos se mostró algo frío y le costó cogerle al ritmo en un partido en el que la alta temperatura también obligaba a un esfuerzo mayor.
Al contrario de lo que dio a entender ese comienzo, el conjunto de Óscar Gilsanz empezó a estirar sus líneas y le fue comiendo terreno a un equipo zaragocista al que los nervios daba la sensación de que le estaban pasando factura. Y, en Elda, los locales se ponían por delante, para mayor angustia .
La ocasión más clara para el equipo de Gabi Fernández llegó a los 41 minutos de juego tras un resbalón de Petxarromán que permitió que llegase un claro balón a Dani Gómez que preparó su disparo y lo estrelló en el poste.
Los coruñeses buscaban que los zaragocistas subiesen su presión para tratar de ganarles la espalda y su mejor ocasión llegó por parte de Villares y la detuvo Poussin.
Al descanso, los zaragocistas se fueron con la permanencia atada, tras el empate del Racing en Elda, pero quedaban 45 minutos para cerrarla definitivamente.
Muy poco cambiaron las cosas tras el paso por el vestuario, con un Deportivo que conforme pasaban los minutos transmitía más sensación de peligro y un Zaragoza resignado ante su impotencia a la hora de crear peligro.

El césped como recuerdo de la vieja Romareda

También se llevaron las redes de las porterías
Un saque de esquina sacado por Raúl Guti mandando el balón a media altura sobre el área pequeña y pasó entre defensores y atacantes hasta que la pierna de Patiño, en pugna con Dani Gómez, mandó el balón al fondo de la portería. El corazón zaragocista evitaba la taquicardia de saber que el Eldense había vuelto a ponerse por delante en el marcador, pero sabiendo que no podía confiarse lo más mínimo.
Los coruñeses transmitían la sensación de que tenían una velocidad más, pero no terminaban de ponerla en marcha, hasta que en el minuto 76 llegó un balón al borde del área al recién entrado Yeremay, que lo estrelló en el larguero. La respiración se cortó en seco en el estadio.
La tranquilidad llegó unos minutos después con el nuevo empate (de penalti) del Racing en el Pepico Amat. La grada lo celebró con la misma intensidad que lo había hecho con el gol de su equipo.
Con todos deseando que el colegiado pitase el final, el marcador ya no se movió y el equipo blanquillo podrá viajar a Castellón la próxima semana con la tranquilidad de no jugarse nada, aunque las sensaciones que ha dejado es que deben cambiar muchas cosas para dejar de mirar hacia abajo como lo viene haciendo las últimas temporadas.
Real Zaragoza 1: Poussin; Luna (Calero, min.76), Jair, Vital, Tasende (Clemente, min.45); Francho, Arriaga, Guti (Bazdar, min.89), Adu Ares (Liso, min.65); Pau Sans (Toni Moya, min.89) y Dani Gómez (Soberón, min.65).

Las redes también como recuerdo

Un niño subido en una de las porterías
Deportivo 0: Germán; Petxarroman, Pablo Vázquez, Jaime (Tosic, min.83), Obrador (Escudero, min.63); Guerrero (Yeremay, min.63), Villares, Patiño (Gauto, min.86), Diego Gómez (Kevin, min.75), Mario Soriano y Bouldini (Cristian Herrera, min.75).
Goles: 1-0. Min.56, Patiño en propia puerta.
Árbitro: Eder Mallo Fernández (Comité Vasco). Amonestó con cartulina amarilla a Adu Ares, Pau Sans, Soberón, Luna por el Real Zaragoza, y a Pablo Vázquez, por el Deportivo.
Incidencias: partido correspondiente a la cuadragésima primera jornada de la Liga Hypermotion disputado en el estadio de La Romareda con todas las entradas vendidas. Oficialmente entraron 24.007 espectadores. Último partido oficial que se disputaba en el estadio zaragozano tras su inauguración en septiembre de 1957 y antes de su completa demolición para construir un nuevo estadio que se prevé inaugurar dentro de dos años. Al partido asistió el presidente del Real Zaragoza, Jorge Mas. Severino Reija y el abonado número 3, Jesús Abril, hicieron el último saque de honor en el estadio.