El "idioma" que solo se habla en un pueblo de Aragón y que nació en la Edad Media: solo 100 personas lo dominan
En Montañana, un pequeño pueblo de Huesca, sobrevive el catalán ribagorzano, una lengua con raíces medievales que apenas hablan un centenar de personas

Montañana, en Aragón, tiene un aspecto muy medieval
Madrid - Publicado el
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España es mucho más que castellano, catalán, gallego y euskera. A lo largo del país, especialmente en sus zonas más rurales o fronterizas, perviven formas de hablar que llevan siglos resistiendo al paso del tiempo. Una de esas joyas lingüísticas se encuentra en Aragón, en el norte de la provincia de Huesca, donde apenas 100 personas mantienen con vida un idioma que nació en la Edad Media.
Se trata del catalán ribagorzano, un dialecto que no es ni catalán estándar ni aragonés puro, sino una mezcla singular que forma parte del alma de Montañana, un pueblo medieval suspendido en el tiempo, y que hoy se convierte en símbolo de la resistencia cultural y lingüística.

El Puente de Montañana, en la localidad aragonesa de Montañana
la historia del catalán ribagorzano
Montañana es una pedanía del municipio de Puente de Montañana, en la comarca de La Ribagorza. Con calles empedradas, casas de piedra y tejados a dos aguas, el pueblo parece sacado de una postal medieval. Pero lo más sorprendente no es su estética, sino el idioma que aún se escucha en sus calles.
En este rincón del Pirineo, se habla una lengua que muy pocos conocen: el catalán ribagorzano. No es una versión moderna ni una evolución reciente, sino un dialecto que nace en la Edad Media y que ha conseguido sobrevivir durante siglos a pesar del abandono institucional y del predominio del castellano.

El puente gótico de Montañana es una de las piezas más importantes de la localidad
Este dialecto forma parte del llamado catalán occidental, pero tiene una fuerte influencia del aragonés debido a la ubicación fronteriza de la comarca. La Franja Oriental de Aragón —donde se sitúa Montañana— ha sido históricamente una zona de transición lingüística. Mientras el aragonés se ha ido reduciendo a pequeños núcleos del norte, el catalán, en sus diferentes formas, ha logrado mantenerse con más fuerza en esta parte del territorio.
Es una especie de mezcla entre el aragonés y el catalán, ya que está casi en la frontera con Cataluña
tan solo 100 personas lo hablan
El catalán ribagorzano no es una lengua oficial ni se enseña en los colegios como asignatura obligatoria. Sin embargo, vive en el día a día de quienes lo usan: en la familia, en las tradiciones orales, en los saludos cotidianos. Es una lengua heredada, no académica, que transmite historia, identidad y memoria.
Hoy, se calcula que apenas 100 personas son capaces de hablar y entender con fluidez el catalán ribagorzano. La mayoría de ellas viven en Montañana o en pueblos cercanos. La cifra, aunque baja, no ha significado su desaparición. Todo lo contrario: ha despertado una conciencia colectiva sobre su valor.
La comunidad local ha comprendido que su lengua es algo más que una herramienta de comunicación. Es una seña de identidad que les conecta con su pasado y con una forma de vida que resiste al olvido.

Hoy en día, Montañana cuenta con una población de solo 20 habitantes
Cada octubre, Montañana celebra unas jornadas de recreación histórica que tienen un doble propósito: atraer visitantes y reforzar su cultura. Durante unos días, los vecinos reviven el ambiente de la Edad Media: pan en hornos comunales, telares tradicionales, cocina a fuego abierto... y, sobre todo, el uso de su dialecto. Estas actividades han conseguido despertar el interés por la lengua entre los más jóvenes y reforzar el orgullo de los mayores. Lejos de ser una reliquia, el dialecto se convierte en un motor de comunidad.
El catalán ribagorzano no tiene academia, ni estandarización, ni ayudas oficiales significativas. Pero tiene algo más poderoso: el compromiso y el amor de quienes lo hablan. Y mientras siga habiendo vecinos dispuestos a transmitirlo, seguirá siendo un símbolo de resistencia, identidad y riqueza cultural.