La Hermandad de San Juan de la Peña cumple 75 años: ¿Cuál es la historia de esta peculiar congregación?

En lo más profundo del Pirineo aragonés, bajo la mole calcárea que resguarda uno de los monasterios más emblemáticos de España, late una historia singular de tradición, espiritualidad y defensa del legado histórico: la Hermandad de San Juan de la Peña, que este 2025 celebra sus 75 años de existencia.

En este 2025, la Hermandad celebra su 75 aniversario con una serie de actos conmemorativos: una exposición itinerante, conferencias históricas, una edición especial sobre el monasterio y su relación con la leyenda del Grial, así como una eucaristía solemne en el enclave originario.

Pero más allá de la efeméride, lo que se conmemora es una forma de entender la historia, la fe y la comunidad. La Hermandad de San Juan de la Peña no es solo un recuerdo del pasado, sino un testimonio vivo de cómo las tradiciones pueden proyectarse hacia el futuro con respeto, conocimiento y vocación de permanencia.

NACIMIENTO EN TIEMPOS DE POSGUERRA

La Hermandad de San Juan de la Peña fue fundada en 1950, en un contexto marcado por la posguerra española, el nacionalcatolicismo y la necesidad de recuperar símbolos de identidad cultural. Su nacimiento no fue casual: el Monasterio Viejo de San Juan de la Peña, enclavado bajo la roca, simbolizaba mucho más que un lugar de recogimiento espiritual. Era, y sigue siendo, uno de los epicentros históricos del Reino de Aragón, donde reyes fueron enterrados y donde la leyenda del Santo Grial encontró refugio.

Conscientes del valor espiritual, cultural y simbólico de este enclave, un grupo de laicos aragoneses -en su mayoría provenientes de la élite intelectual, política y eclesiástica de la época- se propusieron crear una hermandad que garantizara el cuidado, la promoción y la proyección del monasterio. Nacía así una congregación no religiosa en el sentido tradicional, pero profundamente impregnada de valores cristianos, culturales y aragonesistas.

¿QUIÉNES SON Y QUÉ HACEN?

A diferencia de otras hermandades más centradas en lo cofrade o procesional, la de San Juan de la Peña posee una naturaleza peculiar y elitista, aunque no excluyente. Sus miembros, limitados en número, visten una característica capa blanca con cruz patada roja —símbolo de los antiguos monjes y caballeros— y se reúnen anualmente en torno al 24 de junio, festividad de San Juan Bautista, su patrón.

Durante la ceremonia principal, en el entorno del monasterio, se realiza un acto solemne que combina liturgia, homenaje histórico y juramento de fidelidad a los valores de la hermandad: la fe cristiana, la historia de Aragón y el compromiso con la cultura y el bien común. No es raro encontrar entre sus filas a intelectuales, catedráticos, militares, clérigos, juristas o representantes públicos que comparten un mismo respeto por las raíces y el patrimonio.

EL PECULIAR MONASTERIO DE SAN JUAN DE LA PEÑA

 Para entender a la Hermandad hay que mirar a su lugar sagrado: el Monasterio de San Juan de la Peña, fundado en el siglo X, refugio de eremitas, joya del románico y espacio de leyendas. Allí reposan los restos de reyes como Ramiro I o Sancho Ramírez, y allí se forjó parte de la identidad del Reino de Aragón. La Hermandad se asume custodia simbólica de ese legado, y muchas de sus acciones están orientadas a preservar su memoria, impulsar investigaciones, publicaciones, restauraciones y proyectos culturales.  

HERMANDAD DISCRETA... PERO INFLUYENTE

A pesar de su perfil bajo en los medios, la Hermandad ha jugado un papel clave en la conservación y promoción del conjunto monumental. No tiene una estructura jerárquica rígida ni una gran visibilidad pública, pero su influencia es palpable en ciertos círculos académicos y políticos. Su vocación es la del servicio callado, sin estridencias, pero con firmeza.

Además, en las últimas décadas ha trabajado por abrirse más a la sociedad, incluyendo miembros de generaciones más jóvenes y ampliando su compromiso a temas como la educación patrimonial y la identidad europea desde una óptica aragonesa.